Tu jardín, tu proceso
Entramos en el solsticio de primavera, una estación llena de luz, llena de cambios y dónde se nos supone motivación y más energía. Quizá un buen momento para hacernos propósitos, cómo si del nuevo año se tratara.
Entre todos generamos expectativas, sentimos la necesidad de posicionarnos en elegir que objetivo nos disponemos a cumplir en el nuevo solsticio. Todo ello, año tras año, supone un proceso personal en el que vamos evolucionando a través del aprender a SER. Pero ¿qué es eso del proceso o camino personal? ¿qué se supone que debo notar cuando avanzo? se trata de observar los resultados, se trata de analizar si soy más fuerte, más tolerante, si logro más triunfos. Quizá solo se trata de un Jardín, tu jardín.
Ahora te invito a cerrar los ojos a tu entorno, al ruido externo que llega a ti, a que puedas concentrarte solo en tu lectura. Imagina una extensión de terreno, tan pequeña o grande cómo tú sientas, quizá un parterre, o más bien varias hectáreas, cómo lo veas está bien. Ese es tu jardín. En él, lo primero que te propongo, es que observes y remuevas la tierra para así conocer sus propiedades, sus características, sus necesidades y el clima y entorno en el que se encuentra.
Seguidamente visualiza que tipo de semillas son las más fructíferas para tu tierra. Puede que al no entender de cultivos debas buscar información o a lo mejor te atrevas a plantarlas por intuición. Escoge las semillas con mucha atención y delicadeza, elige si quieres una o prefieres variedades distintas y, si a así lo sientes, ahora ya es momento de sembrar; dale un espacio a cada una y estate atento a qué siembras, dónde y qué necesitará cada una de las variedades que escojas. Una vez acabada la siembra no olvides regar adecuadamente. Los primeros días verás que la tierra no presenta diferencia alguna, sabes que va creciendo dentro de la tierra, aunque aparentemente no ves nada, ningún cambio.
Además de regar, poca cosa más puedes hacer. Solo confiar, que no es poco. Al cabo de unas semanas aparecen los primeros brotes de algunas, observa que sientes... Ilusión, sorpresa, alegría... Pasan días, semanas hasta que tu invisible semilla ya no solo es un brote sino una planta que más pronto que tarde dará sus frutos o flor, lo que tú escogiste.
En ese momento debes estar atento al clima, a los pájaros y a todo insecto que puede dañar la siembra. También puede pasar que algunas semillas no avancen, que no crezcan o que al brotar no sostengan el crecimiento. Solo el aprendizaje te hará entender porque unas sí y otras no han arralado. Ahí tienes tu jardín.
El crecimiento personal y tu jardin
El crecimiento personal, proceso, camino… tiene muchas similitudes a este, tu jardín. Al remover la tierra conocemos nuestras características, los aspectos que nos incomodan, qué talentos o dones se nos intuyen y que actitudes nos reconfortan o tambalean. Nos dejamos sentir que nos sienta bien, sentimos que suma a nuestra unidad: rutinas, actitudes, personas que nos sentimos a gusto.
Escogemos las semillas cuando elegimos proyectos, grupos, actividades, lugares potenciales dónde queremos experimentar. Al regar nuestro jardín, con las semillas recién plantadas, es cuando experimentamos lo que hemos elegido y observamos la posibilidad de tratarnos a nosotros mismos con el tiento de sabernos aprendices, no expertos; nos abrimos a la confianza en la experimentación y expansión de nuestras capacidades y talentos iniciales, en el proceso de crecimiento de los primeros brotes tomamos consciencia de qué elecciones evidenciamos fructíferas y cuáles no coinciden con nosotros mismos.
Más a menudo de lo que desearíamos, nos ponemos pruebas en el camino para evaluar nuestras fortalezas, nuestra creatividad, nuestra resiliencia, lo que a nuestros jóvenes brotes sería el clima y la fauna del lugar. Así vamos dando forma y entidad a nuestro jardin.
Te propongo que empieces ahora, en el inicio de la primavera, por plantar una semilla en un tiesto que tengas a mano y así darle espacio a la reflexión que hemos compartido, ampliando tu consciencia de cuánto importante es confiar y tratarte a ti mismo cómo un aprendiz lleno de talentos.