Y tu, ¿de qué tienes miedo?
Todas las personas tenemos miedos, es una cualidad del ser humano. Ese miedo puede ayudarnos en ciertos momentos de nuestra vida, siempre y cuando no dejemos que nos paralice y nos impida avanzar, que no le demos el poder.
¿Quien no ha oido alguna vez "los valientes no tienen miedo"? ¡Mentira! Todos tenemos miedos, si no seriamos máquinas. La diferencia entre el valiente y el cobarde, es que el valiente sigue adelante a pesar del miedo, la utiliza como trampolín para conseguir sus objetivos. El cobarde se paraliza, se bloquea y eso le impide vivir plenamente.
El valor y el miedo
Todos los seres humanos sin excepción tenemos las dos polaridades, el valor y el miedo. Siempre podemos escoger a quien darle el poder de nuestra vida, quien queremos que mande en nuestra vida.
El miedo mutila, paraliza y destruye, el valor también destruye, pero destruye ese yo cobarde que nos limita, para dar paso a nuestro yo decidido y valiente que todos llevamos dentro. El miedo no desaparece, de echo, no debe desaparecer, es nuestro sistema de defensa, pero no debemos darle el poder de decisión, debemos escuchar, valorar y después decidir que hacer ante ese aviso.
El miedo solo existe en tu mente, y nuestra mente es un conjunto de condicionamientos, experiencias ya vividas, propias o ajenas, que vamos adquiriendo a lo largo de nuestras vidas. Experiencias muchas veces dolorosas que no hemos sabido gestionar, por personas próximas a nosotros, padres, abuelos, etc., que nos las han inculcado: miedo al amor, a los extraños, a no tener suficiente, a no ser el mejor, a arriesgarse... Debemos distinguir entre sus miedos y nuestros miedos.
No podemos vivir nuestra vida en base a las experiencias de otras personas, debemos valorarlas, pero sin darles el poder y dejar que nos limiten. ¿Cómo vamos a crecer si no vivimos?
Todas y cada una de las experiencias que vivimos, por malas y dolorosas que nos parezcan, nos tienen que servir para aprender, jamás para pararnos y dejar de vivir. La vida no para, continua sin ti, si tu no subes al tren subirá otro, y te quedarás de espectador, lamentándote por no sentirte capaz de coger a tus miedos de la mano y decirle "venga colega, no hay para tanto, ¡mira como lo hago!". Quizás te equivocarás pero mas te equivocarás si no haces nada, le darás la razón a tus miedos y los harás mas fuertes.
Tu miedo no es tu enemigo, es tu aliado, pero ¡mandas tu! Tu eres el jefe, tu decides cuando arriesgarse. Si le das el mando jamás harás nada. Tus miedo siempre encontraran excusas para no arriesgase, siempre te pondrán en alerta, siempre te pondrán en la peor de las situaciones, te asustarán... El "no hacer" no es nunca la mejor opción. Cuestiónate de donde viene ese miedo pero sin enfadarte, sin juzgarte. Acepta que tienes miedo, no pasa nada, todo esta bien.
Muchas veces es más el miedo por lo que podría ser, de lo que realmente es, porque nuestra mente se dedica a alimentar ese miedo y pasa de ser un miedo insignificante y dominable, a un monstruo inventado que nos domina y aterroriza.
Elige y se el protagonista de tu vida.