¿Qué hacer ante los imprevistos?
Los imprevistos pueden ser un motivo de estrés y de conflicto interno, especialmente ante aquellos momentos que implican situaciones desagradables. En cierta manera es como si una parte de nosotros se quedara en blanco y dijera: ¿y esto ahora como lo soluciono? ¿qué puedo hacer si mi plan era A y ahora ya no puedo realizarlo?
Para determinadas personas, especialmente aquellas más flexibles, estas situaciones son valoradas como retos por lo que rápidamente se adaptan o buscan soluciones. No obstante, para otras que tienen una mayor necesidad de control o de seguridad, los imprevistos son vistos como situaciones desagradables que les activan emocionalmente y que los ponen en una situación que puede llevarlos incluso a momentos de bloqueo.
En el presente artículo, queremos daros unos pequeños consejos para poder hacer frente a estas situaciones.
¿Cómo actuar ante los imprevistos?
- Identificar la emoción que estamos sintiendo en ese momento. Aunque parezca que de esta manera no solucionamos la situación, es un primer paso básico y necesario. No es lo mismo, sentir miedo que rabia y, por lo tanto, no se nos ocurrirán las mismas alternativas ante una u otra emoción. Por ello mismo, en un primer es importante preguntarte ¿Qué estoy sintiendo? El cuerpo nos da pistas que permiten reconocer la emoción, sólo hemos de estar atentos a sus mensajes.
- Gestionar o expresar dicha emoción. Si nos dejamos llevar por las emociones ante estas situaciones, nos descentramos y podemos perder el control. Actuaremos desde la impulsividad del momento, por lo que podemos caer en errores que nos alejen de los objetivos y/o realizar acciones de las que después nos arrepentiremos. Por lo tanto, es necesario liberarnos de esta excesiva activación emocional. OJO, no quiere decir que nos quedemos completamente relajados y sin sentir dichas emociones. Simplemente se trata de enfocarnos en bajar la intensidad de las mismas hasta que estemos lo suficientemente calmados para pensar con claridad.
- Preguntarnos cuál es el problema y qué queremos conseguir. En este sentido, es necesario ver qué tipo de imprevisto se está teniendo y en qué medida nos impide o dificulta conseguir una necesidad o un deseo determinado.
- Valorar si el objetivo es realista y se puede conseguir en la situación actual o en cambio, se ha de modificar puntualmente el objetivo que se tiene en mente. Por ejemplo, si habíamos quedado con un amigo pero a última hora se pone enfermo, no podremos quedar. Por lo que nos encontraremos ante una situación que no podemos cambiar y tendremos que cambiar el objetivo a conseguir o el plan a realizar.
- Buscar y valorar las opciones que se tienen para poder conseguir el objetivo. Es decir, plantear las diferentes alternativas para poder superar el imprevisto y conseguir aquello que uno quería. En ocasiones, puede que nos cueste ver dichas alternativas por lo que hablar con otras personas puede ayudarnos a ser creativos y buscar soluciones.
- Elegir la opción y/o opciones que más nos convenzan según nuestro propio criterio y el resultado final que buscamos.
- Llevar a cabo el plan de acción de acuerdo al objetivo inicial. Es decir, hemos de realizar aquella o aquellas conductas que hayamos pensado para poder solucionar el imprevisto.
Para acabar hay que tener en cuenta que, nos guste o no, los imprevistos nos sirven y nos ayudan a flexibilizar nuestra forma de hacer, pensar y actuar. Por ello, ante determinadas situaciones que están fuera de nuestro control es importante hacer un primer momento de parón que permita recolocarnos. Poco a poco y siendo consciente de estos pasos, podemos conseguir automatizarlos y aumentar nuestra capacidad resolutiva ante las situaciones inesperadas.