La vitalidad del agua y la influencia en tu bienestar
Bebemos agua para hidratar nuestro cuerpo, mantenerlo flexible y desintoxicarlo. Lo que intentaré explicar a continuación es que esto en realidad ya no es posible con el agua que tenemos a nuestra disposición hoy en día. Esto se debe a que, desde hace unos 80 años, el agua que ingerimos ya no tiene vida y se ha convertido gradualmente en un producto en conserva.
El agua es un alimento fundamental. Es el elemento de la naturaleza que hace posible que exista la vida. Esto nos lleva a preguntarnos ¿de qué forma se representa lo "vivo" en nuestro mundo físico? En todos los seres vivos se puede observar una estructura interior y una capacidad de movimiento, ritmo y circulación. Esta es la forma de expresión que nos permite reconocer que algo está "vivo". La ciencia solo desempeña el papel de intentar demostrar cuáles son las leyes naturales que entran en juego en este proceso para tratar de comprenderlo. La naturaleza es, por tanto, la que proporciona, o debería proporcionar, el marco para la investigación en el ámbito de las ciencias naturales.
Vitalizar el agua significa volver a estructurarla mediante procedimientos que son idénticos a los que podemos encontrar en la naturaleza. Porque el agua estructurada es la que nos mantiene sanos. Y me gustaría explicarles esto de la forma más clara posible.
El agua rica en energía de la naturaleza está sometida a leyes naturales cuya función es proteger su naturaleza y vitalidad para que pueda crear vida y preservarla. Las plantas, los animales, los seres humanos y también el agua están constituidos por una estructura interna en la que las frecuencias y los líquidos circulan de forma ordenada. Las frecuencias cósmicas son las que impulsan el movimiento en la naturaleza. No podemos ver estos flujos de energía. Pero sí podemos ver y sentir cómo el agua cambia gracias a la dinámica del remolino y también podemos observar los efectos de este cambio. Los remolinos centrípetos visibles e invisibles generan nuevas estructuras en el agua, suministran oxígeno y revitalizan y purifican el agua.
Nikola Tesla pudo desarrollar la tecnología de corriente alterna porque había estudiado el agua viva de la naturaleza.
Viktor Schauberger, el guarda forestal e investigador del agua austríaco, también observó y estudió el fenómeno de los remolinos centrípetos hace más de 100 años y llegó a la conclusión de que se trataba de la fuerza más importante del agua. Los trabajos de Schauberger se centraban principalmente en el remolino centrípeto, es decir, en el movimiento que se dirige hacia el centro del remolino. Las tecnologías funcionales que él mismo construyó atrajeron mucha atención. Viktor Schauberger construyó la primera máquina para vitalizar el agua. Él consideraba que "en el futuro las personas necesitarían este tipo de técnicas porque la calidad del agua disminuiría debido a la contaminación". ¡Cuánta razón tenía!
En su biografía "Agua Viva", que todavía está disponible en varios idiomas hoy en día, se pueden encontrar numerosas notas técnicas y consideraciones filosóficas interesantes sobre el agua viva. El libro que el australiano Callum Coats escribió sobre Schauberger también es una excelente referencia.
El primer estudio científico sobre la increíble fuerza que tienen los remolinos fue realizado en los años sesenta en la Universidad de Utah por el doctor en química de origen coreano Mu Shik Jhon. Este publicó un gran número de artículos puramente científicos sobre la fuerza que el remolino libera en el agua. En 2004 publicó un libro destinado al público en general sobre los remolinos del agua: El puzle del agua y la clave hexagonal. Este libro es muy importante porque no existe mucho material científico sobre el movimiento en forma de remolino en el agua. Como sucede con muchos investigadores, al principio él también consideraba que el aumento de la energía en el agua debido al remolino era algo que pertenecía al ámbito de la mística. Pero el aumento de la energía disponible en el agua le fascinó de tal manera que se pasó 40 años investigándolo.
¿En qué consiste exactamente el remolino centrípeto?
La naturaleza se mueve y se mantiene con vida gracias a las frecuencias, las vibraciones y la energía. La energía del remolino es la forma de expresión de las frecuencias ordenadas que se encuentran en nuestro cosmos.
Esta es la forma en la que el "agua" adquiere su estructura organizada, los espacios internos ordenados y los delicados patrones que resultan de todo ello. La energía cósmica que rodea y sostiene la tierra es la misma fuerza invisible que da forma, estructura y vida al agua. Esto crea espacios e intersticios en el agua. Todo ello da lugar a un gran número de sutiles patrones que son la expresión de la calidad del agua. Por otra parte, la estructura interna del agua también cambia debido a las sustancias con las que entra en contacto.
Someter al agua a una fuerte presión destruye en pocos minutos su vitalidad y estructura. Esto conduce a que el agua se compacte como una piedra. Hay personas que dicen que no pueden beber agua porque les cae pesada. Esto probablemente es debido a que esta compactación daña la estructura básica del agua.
Lo realmente único que tiene el agua es que la dinámica del remolino permite devolverle la vitalidad perdida. No existe ninguna otra sustancia en nuestro cosmos que pueda revitalizarse una y otra vez de esta manera. Toda la naturaleza está construida sobre la base de fuerzas centrípetas dirigidas hacia el interior. Ya se trate de tornados, conchas de caracol, el sistema de la vía láctea, el sentido de crecimiento de las piñas de los pinos, el ADN humano o el corazón. Por cierto, el corazón no es una bomba, sino un vórtice de doble cámara. El corazón arremolina la sangre y la redistribuye de nuevo por todo el cuerpo. La dinámica del remolino centrípeto está conectada con las fuerzas cósmicas. Los océanos están llenos de remolinos centrípetos que purifican el agua y la reestructuran una y otra vez.
Los remolinos centrípetos son las fuerzas que regeneran el agua, la renuevan y la preservan, proporcionándole su estructura interior. ¡La característica particular del remolino centrípeto no es la presión, sino la tracción! Las corrientes de energía invisibles de la tierra determinan cómo los remolinos de agua se retuercen varias veces de forma prácticamente infinita y microscópica, capa por capa y con cada rotación, y de este modo reestructuran por completo el agua. El agua se reconstruye prácticamente desde cero.
El remolineado del agua proporciona una estructura básica fuerte, que favorece el almacenamiento de toda la información adicional, como por ejemplo la procedente de las piedras preciosas, las palabras o los sentimientos.
¿Cómo puede determinarse la carga energética que tiene el agua?
Si el agua no cuenta con esta estructura básica, no podrá almacenar las vibraciones de información, por muy buenas que sean. Solo es posible aportar al agua vibraciones positivas en la medida en que aún existan restos de esta estructura básica. Será necesario, por tanto, crear las condiciones para ello. La geometría sagrada, la música, las piedras preciosas o las palabras agradables, todo esto solo es útil en la medida en que lo permita la calidad del agua. Y esta es precisamente la razón por la cual los resultados obtenidos de diferentes métodos de análisis varían constantemente. La disparidad de los resultados hace que sean considerados como inservibles. Sin embargo, esto no debe interpretarse de esta manera.
En los últimos 200 años, la física no ha sido capaz de encontrar un modelo explicativo que pueda demostrar de forma indiscutible y repetible la carga energética del agua según sus criterios. Existen, sin embargo, interesantes fenómenos que deben ser aceptados por los científicos actuales como posibles explicaciones. Varios métodos de análisis de imágenes permiten ver de forma bastante clara cuál es la calidad del agua a partir de una muestra de una sola gota. Las fotografías de los cristales de agua de Masaru Emoto, el método en seco desarrollado por el profesor Kröplin en la Universidad de Stuttgart, el método del Instituto Theodor Schwenk y las imágenes sonoras del agua de Alexander Lauterwasser son algunos ejemplos.
Las vibraciones cósmicas crean una forma. Las vibraciones generan información que encuentra su expresión en las microcirculaciones internas y en siempre nuevos y delicados patrones. La forma es la que proporciona la información.
Hacia el año 1800, el investigador Ernst Chladni ofrecía ejemplos claros de cómo las frecuencias pueden cambiar la forma. Chladni esparció finas capas de arena sobre placas de metal. En cuanto hacía vibrar un arco de violín que tocaba la placa de metal, como por arte de magia la arena formaba un patrón perfecto. Cuando cambiaba la frecuencia de la vibración, el patrón anterior desaparecía y la arena se organizaba en un nuevo patrón geométrico perfecto. Este método se conoció como "las figuras sonoras de Chladni". De este modo, Chladni hizo que las frecuencias fueran visibles. De esto se puede deducir que, efectivamente, una vibración es capaz de generar orden en el caos. Este es un ejemplo palpable de que el espacio supuestamente vacío que nos rodea está lleno de frecuencias invisibles.
Un desarrollo posterior son las imágenes sonoras del agua de Alexander Lauterwasser. En ellas se aprecia cómo la superficie del agua adquiere la forma de ondas estacionarias cuando es expuesta a fuentes de sonido. Estas imágenes son una excelente prueba de las fuerzas vitales en el agua, de la vida del agua.
Es interesante observar que los contaminantes también transforman estas formaciones. Los patrones se debilitan, se vuelven borrosos o se apelmazan. Nosotros -y, sobre todo, el agua- estamos interactuando constantemente con campos energéticos. Si los multifacéticos patrones del agua se debilitan cuando son expuestos a contaminantes o toxinas -un proceso parecido al de la osteoporosis en el ser humano-, entonces, en algún momento se derrumbará también la estructura restante. La estructura interna cambia, se degenera, se debilita, se rompe o muere. En este estado, el agua es muy susceptible a los virus y las bacterias. Y este es exactamente el estado del agua en la actualidad. Una estructura básica fuerte en el agua es equivalente a un sistema inmunológico fuerte en el ser humano. Cuando el sistema inmunológico es fuerte, es menos vulnerable.
El agua que es empujada por zonas de compresión y que llega a nosotros con poca energía y mucho cloro u otros residuos químicos nos perjudica seriamente porque el agua misma está dañada y ya no puede hacer bien su trabajo. Muy pocas personas son conscientes del importante papel que desempeña el componente energético del agua en nuestra salud y también en nuestros pensamientos y sentimientos. Si el agua ya no es capaz de cumplir con sus funciones naturales, se convierte en el más nocivo de nuestros alimentos. Los gérmenes, bacterias, virus y hongos colonizan el agua muerta a gran velocidad.
¿De qué forma contribuye la filtración a la calidad del agua?
Por supuesto que filtrar el agua es bueno. Si solo remolineamos el agua y no la filtramos, ésta todavía recupera la estructura que necesita para almacenar parte de la información vital, pero este estado solo se mantiene temporalmente hasta que las toxinas vuelven a tomar el control. Así pues, también es posible volver a reestructurar hasta cierto punto un agua no filtrada, aunque después solo permanezca estable de forma limitada. En algún momento, el cloro residual volverá a debilitar la estructura del agua. Pero sí es posible hacerlo. Lo mismo sucede con el sistema inmunológico del ser humano: cuando es fuerte, el propio cuerpo es capaz de metabolizar las toxinas y puede defenderse rápidamente contra los resfriados. Pero cuando el sistema inmunológico está debilitado, no tiene suficiente resistencia para defenderse adecuadamente.
El proceso inverso, en cambio, no es posible, es decir, no es posible reestructurar el agua simplemente filtrándola. Incluso después del proceso de filtración, el agua todavía conserva parte de los patrones de frecuencia de las toxinas que contenía. El agua no es capaz de almacenar más energía solo por estar más limpia, necesita la vitalización. Es decir, la filtración por sí sola no aumenta la energía en el agua. El agua filtrada está libre de toxinas, pero sigue siendo un agua muerta. Nuestro proceso digestivo genera radicales libres que el agua filtrada no puede eliminar con tanta facilidad como el agua viva.
El remolino induce activamente un cambio en la estructura del agua. Esto sienta las bases para que el agua pueda regenerarse a fondo por sí misma. El remolino centrípeto interviene en forma de círculos cada vez más intensos y crea las condiciones para el cambio, tal y como está previsto en la naturaleza. En este estado puede absorber la información adicional que surge de la propia dinámica constructiva. Esto tiene una gran influencia en nuestro bienestar.
Una molécula de agua muy específica previene, por ejemplo, la formación de radicales libres desde las diminutas superficies de contacto de la estructura interna del agua entre las decenas de miles de proteínas corporales. Esto es lo que nos dice una nueva investigación llevada a cabo por el Dr. Gerald Pollak de la Universidad de Washington en Seattle.
El agua arremolinada no es una materia que contiene fuerza vital; ¡es la fuerza vital la que está envuelta en la materia del agua! Lo que quiero decirles con esto es que la vitalidad del agua puede ser un factor esencial para nuestra salud y para toda nuestra vida. El agua tratada de forma adecuada y utilizada de forma correcta es un remedio increíblemente valioso y un elixir para nuestro bienestar.