Coronavirus y las mentiras que vienen
El Coronavirus es, sin lugar a dudas, la pandemia más desastrosa conocida de las últimas décadas. Pero el Coronavirus es simplemente la gota que colma el vaso. Porque las verdaderas pandemias las vivimos día a día y nadie se alarma. Un hecho que planteaba en mi articulo.
Desde hace mucho años, tanto los políticos como los propios ciudadanos, hemos estado colaborando con las diferentes Industrias que han ido aportando su granito de arena para hacernos adictos a sus productos, en consecuencia, la salud mundial se ve afectada por los efectos nocivos de dichos productos.
Y, me explico a este respecto, la colaboración en el ámbito político se ha producido por la negligencia y consentimiento, al NO prohibir ciertas sustancias, que científicamente han sido estudiadas y publicados sus efectos nocivos en la salud, por ejemplo: productos cosméticos y aseo personal que contienen cientos de sustancias, de las cuales han sido publicados sus efectos sobre la salud. Alimentos, a veces realmente deliciosos y adictivos, con sustancias que afectan directamente a nuestra salud y que producen enfermedades crónicas como son:
- Azúcar refinada.
- Propilenglicol: Rotulado como E1520 (problemas intestinales).
- El aspartamo: En Europa se corresponde con el código E951 (diabetes y sobrepeso).
- La sucralosa: Identificarlo en las etiquetas de innumerables productos bajo el código E955 (se ha demostrado que puede dañar algunas funciones del intestino).
- El Butilhidroxianisol y Butilhidroxitoluol, conocidos como BHA y BHT en España el E320 y E321. Se considera que es un carcinógeno prohibido su uso en alimentos infantiles en algunos países. También es relacionado con el desarrollo de alergias y con daños neurológicos a largo plazo.
- Benzoato de sodio:
- El aceite de canola: Realmente el aceite de colza, puede causar enfisema y la dificultad respiratoria.
- El glutamato monosódico (MSG).
- Nitrato de sodio y Nitrito de sodio (nitrosaminas).
- Margarina: El organismo no puede incorporar los ácidos grasos trans en las membranas, lo que provoca deformaciones celulares estructurales. Las grasas vegetales parcialmente hidrogenadas aceleran el envejecimiento y los cambios degenerativos en los tejidos
- Colorantes artificiales:
- Emulsionantes: Carragenina, Polisorbato 80 y el Aceite Vegetal Bromado (BVO).
- Edulcorantes artificiales: Aspartamo, Acesulfame K, Sucralosa, Sorbitol, Truvia, y por supuesto, Sacarina. Estos falsos azúcares son los «caballos de Troya» asfixian las células y causan estragos gigantescos.
También esto fue la base de mi articulo.
En lo que respecta a la Industria Farmacéutica, que se puede decir más, ella con su poder y su dinero, callan voluntades, convierten la mentira en verdad e impiden que productos y sustancias naturales con evidencia científica, puedan ofrecerse al mundo para evitar enfermedades que provocan la muerte, lo que he repetido en diversos artículos. En este caso, la culpabilidad es compartida con los políticos que responsables de la Salud Publica, colaboran con la Industria Farmacéutica en silenciar y perseguir a todo aquel que se salga de las líneas que estos “impresentables” han marcado.
Y nosotros, los ciudadanos, que pasamos olímpicamente de casi todo, colaboramos también con las diferentes industrias, en perjuicio de nuestra salud y desgraciadamente de la de nuestra familia. También comenté esta actitud en este articulo.
Todo lo dicho ha sido, es y será un campo de cultivo para el Coronavirus, una salud frágil, una mala nutrición y un sistema inmune disminuido ha sido la base principal de tantas muertes en España y de ellos somos responsables todos desde los ciudadanos por “pasotas”, los políticos por “dejación e encubridores” y las diferentes industrias, cosmética, alimentaria y farmacéutica, por carecer de conciencia y pensar única y exclusivamente en su cuenta de resultado, aunque con ello condenen a millones de personas a la muerte.
Gracias al Tratado de Lisboa, firmado por todos los presidentes electos de la Unión, el Parlamento Europeo no tiene ningún poder legislativo ni ejecutivo. Todo se decide en la Comisión Europea que es el organismo que crea y legisla todas las normativas. Sus comisarios no son elegidos sino nombrados.
Las decisiones de la Comisión Europea no pueden ser revocadas por los eurodiputados, ni tampoco los ciudadanos tienen derecho a exigir referéndums. Es incomprensible que una institución “democrática” como se supone el Consejo Europeo y que pagan todos los ciudadanos europeos, se rija como una dictadura. Todo se decide sin su consentimiento. Este origen dictatorial de la UE nos ha sido ocultado desde 1957 y su verdadera estructura antidemocrática actual está siendo ocultada por los medios de información, con la colaboración de los eurodiputados y los 54.000 empleados de la Comisión europea, quienes, a cambio de sueldos sabrosos y cómodas vidas, callan, luego otorgan.
Todo esto y mucho más se puede conocer en el libro "Las Raíces Nazis de la Unión Europea de Bruselas", editado por la Fundación Matthias Rath, que ha sacado estos documentos a la luz. Nada está bajo el control del Parlamento Europeo, ese hemiciclo en el que los eurodiputados se quedan dormidos, en el mejor de los casos.
Hoy el control del mundo se hace a través del control financiero, legal, policial, educativo y de las patentes, y esa es la gran guerra existente en la actualidad en el campo de la salud: persecución de los genéricos, de las fórmulas magistrales centenarias fabricadas por nuestros farmacéuticos de toda la vida, y como no, de todo el entorno de la medicina natural integrativa.
Los europeos estamos siendo dirigidos y controlados desde Bruselas y no podemos hacer nada más que obedecer, porque mandan las normativas europeas, pero también hay que decirlo: mandan las normativas europeas "con la complicidad de políticos y europarlamentarios", además de los 54.000 empleados de la Comisión Europea que trabajan servilmente al servició de esta banda de mafiosos, corruptos, dictadores y algo más.
Todas las decisiones son tomadas por la Comisión europea que es el único organismo legislador de Bruselas, en el que ningún miembro es elegido sino nombrado, y cuyo presidente se nombra a puerta cerrada. Los eurodiputados sólo pueden plantear quejas. Sólo pueden quejarse a la Comisión, pero este supra-gobierno no tiene obligación ninguna de atender dichas quejas. Se trata de una fantochada de democracia, y los eurodiputados colaboran al paripé.
Los señores eurodiputados no van a denunciar la estafa de la democracia europea en la que están participando, están demasiado cómodos con sus 12.000 euros mensuales y viajando en primera para denunciar esta fantochada de democracia de la que se están aprovechando.
Bajo estas condiciones, la pregunta obligada es:
¿Para que necesitamos y pagamos a los Eurodiputados?
Es hora de no dormirse en los laureles y estar alerta, de colaborar, cada uno en su medida y en lo que pueda para crear una realidad distinta, una sociedad justas y un futuro para nuestros hijos y nuevas generaciones. No caigamos en el desánimo de los cobardes, en el hastío, en la desidia. Los ciudadanos del mundo somos muchos y eso debe darnos esperanza. Las nuevas tecnologías nos controlan, pero también nos unen. En un mundo de “lobos y ovejas, no seamos las ovejas".
El uso arbitrario del poder político y legislativo para imponer una supuesta voluntad colectiva igualitaria sobre el conjunto de la sociedad vulnera derechos y libertades de los ciudadanos, que luchan por superarse no por ser iguales. La libertad no es gratis, y para que los ciudadanos puedan tenerla hay que defenderla y luchar por ella. Hoy la razón y el sentido común esta siendo aplastados por el poder político.
No podemos someternos nuevamente al yugo de la esclavitud.