Las esencias y la mente
Conocemos cómo se produce el proceso físico del olfato, pero es muy difícil explicar racionalmente las reacciones que produce un olor. El olor se registra en una de las áreas más antiguas del cerebro, es decir, una parte del cerebro que ya se encontraba desarrollada en nuestros antepasados más lejanos.
Antes que el hombre primitivo hubiese desarrollado el habla o la fabricación de herramientas, con el consiguiente aumento cerebral que acompañó a estos pasos adelante, el área límbica del cerebro se encontraba ya bien desarrollada. Esta parte de nuestro cerebro está relacionada con numerosas actividades vitales para la supervivencia: el sueño, la respuesta sexual, el hambre, la sed, la memoria y también el olor.
Para el hombre primitivo, el olor era esencial tanto para su supervivencia individual como para la supervivencia de su tribu o raza.
Aunque el hombre moderno “civilizado” depende mucho más de las áreas del cerebro que se desarrollaron más tarde para coordinar las actividades del habla y las actividades intelectuales, creativas y mecánicas, el antiguo conocimiento se encuentra ahí. Pero en el hombre moderno la asociación de ideas y recuerdos con los olores también está asociada con el aprendizaje consciente, por poner un ejemplo, la reacción que tenemos al olor de un alimento podrido es algo innato y existe para protegernos de la posibilidad de dañarnos comiendo ese alimento, pero la asociación de un perfume con un lugar o una persona es aprendida y hasta cierto punto, controlada por los procesos conscientes, pero solo hasta cierto punto, pues la memoria olfativa, una vez aprendida, es muy difícil de alterar por el razonamiento consciente.
Otro aspecto del efecto de los aceites esenciales sobre la mente es el del equilibrio entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro. Sabemos que el lado derecho del cerebro se asocia con el pensamiento y el comportamiento intuitivos, mientas que el lado izquierdo se relaciona más con los procesos lógicos e intelectuales. Cuando ambos hemisferios se encuentran en armonía uno con el otro, experimentamos sensaciones de calma y bienestar, nos sentimos integrados.
Algunos experimentos efectuados con voluntarios cuya actividad cerebral fue monitorizada mediante encefalograma, mostraron que, cuando inhalan aceites esenciales, la actividad de ambos lados del cerebro entra en una simetría más estrecha entre ellos y este efecto aparece casi inmediatamente después de oler las esencias.
En este mismo experimento se comprobó que las esencias como la albahaca y romero, que asociamos con la claridad mental, producen patrones de ritmo cerebral que muestran un estado de alerta, mientas que los antidepresivos calmantes, como el jazmín, rosa y neroli, inducen ritmos que muestran a la mente aproximándose a un estado de meditación.
La tendencia general del pensamiento moderno es dualista, los acontecimientos físicos y somáticos se tratan de forma aislada y no relacionada. Para el aroma-terapeuta y los profesionales del masaje u otras disciplinas holísticas, tratar de deslindar el espíritu, del cuerpo y de la menta no lleva a ninguna parte, mente y materia son proyecciones relacionadas de una realidad que no es ni material ni consciente, es espiritual.
Llegar a comprender cómo el efecto de los aceites esenciales sobre la mente ayuda a curar el cuerpo es algo que todavía no se ha desentrañado totalmente, pero sabemos que el hipotálamo se haya implicado en este proceso.
El hipotálamo es una estructura en la base del cerebro descrita a menudo como el lugar donde mente y cuerpo se encuentran. Regula los sistemas nervioso y endocrino y, a través de ellos, puede influenciar cualquier órgano del cuerpo y una gama muy amplia de procesos corporales. El hipotálamo está conectado por medio de vías nerviosas con las diversas partes cerebro y su conexión con el área límbica del cerebro es muy fuerte.
Si la nariz registra un olor de algo que puede perjudicarnos, el área límbica del cerebro registra el peligro y envía impulsos hacia el hipotálamo de aviso y éste transmite señales de alerta a la glándula hipofisiaria, que gobierna todo el sistema endocrino, entonces las glándulas adrenales comienzan a bombear de inmediato adrenalina al torrente sanguíneo, esta sangre enriquecida con adrenalina hace que el corazón lata más rápido y más fuerte y que la frecuencia respiratoria aumente de modo que pueda llegar más sangre y oxigeno a los músculos, volviéndolos más capaces de huir o combatir, al mismo tiempo, la sangre es desviada de la piel y los órganos digestivos en dirección al corazón y los músculos y todo esto sucede en muchísimo menos tiempo que tardas en leerlo.
Esta reacción de aumento de adrenalina sucede en todo tipo de situaciones estresantes, incluso en las que no implican un peligro inminente para la supervivencia y no hay que huir o luchar, de esta forma, el cuerpo no quema el exceso de adrenalina que nos puede hacer sentir trastornados y con molestias durante unas horas. Cuando estas situaciones estresantes se repiten, a menudo el cuerpo empieza a manifestar síntomas físicos, las glándulas adrenales se aproximan al agotamiento y se da lo que conocemos como enfermedades relacionadas con el estrés.
Enviar mensajes agradables y relajantes al cerebro invierte el proceso descrito, el hipotálamo recibe impulsos que comunican seguridad, así que mantendrá los sistemas corporales en un estado de equilibrio en el que todos los órganos y procesos puedan funcionar de modo eficiente.
Siempre se debe tener en cuenta al aplicar un tratamiento de aromaterapia. Las asociaciones que pueda tener el cliente con los aromas que vamos a utilizar, si le desagrada alguno en especial, no debemos emplearlo aunque sus propiedades nos parezcan las adecuadas, e intentaremos buscar una esencia que, además de actuar efectivamente sobre la dolencia a tratar, le guste.