La libertad de poder sentirme enfadada porque es navidad
Entendiendo el porqué de lo que sentimos
La Navidad es una época del año donde, posiblemente, nuestra carga emocional es mayor y más intensa.
La realidad es que en la etapa adulta podemos vivir las navidades de forma ilusionante, ya sea por un sentimiento religioso, por los encuentros con amigos o familia, y también por los recuerdos de la infancia, pero, también hay personas que la viven de forma diferente. Les invade una sensación de tristeza, dolor, añoranza, nostalgia e incluso rabia dando lugar al enfado.
El enfado puede generarse por nuestra sensación de sentirnos obligados a hacer constantemente cosas que no nos apetecen, que nos entristecen porque nos recuerdan experiencias que hemos vivido y que nos crean, además, sensación de incomprensión y soledad en los demás.
Independientemente de cómo la vivamos, puede que las navidades, nos resulten difíciles y complicadas y, además, pueden resultar emocionalmente intensas de experimentar. Esta etapa del año está directamente relacionada con experiencias vividas, sobre todo en la infancia, donde las vivencias nos condicionaran después en la edad adulta.
Cuando somos pequeños, los días navideños, suelen quedar marcados en nosotros para toda la vida. Vivirlos con ilusión para un niño, es fundamental. Aprender valores, compartir, alimentar la generosidad, la empatía, etc., pero también es muy posible que no hayamos podido disfrutarla de esta manera, en sí, en esta época del año, es cuando más se sienten las desigualdades sociales y económicas, la desestructuración familiar, la soledad y las ausencias.
Una situación triste y difícil, que nos hace sentir rechazo a los días navideños, es sin duda el hecho de haber perdido a alguien recientemente, o por haber vivido una ruptura, no nos será fácil albergar el espíritu que se espera de nosotros, además de soportar una situación muy dolorosa y de gran vulnerabilidad.
El cambio de año, nos puede evocar también el paso del tiempo, momentos pasados y vividos que no volverán y nos conciencian de la idea de hacerse mayor, del miedo a perder lo que tenemos, la carga de la edad y la vulnerabilidad de la proximidad de la vejez.
También estas fechas nos pueden resultar como unos días “de locura”, que nos sintamos desbordados por el estrés y el gasto económico de las compras compulsivas y que terminemos fatigados, sin energías y con rabia y enfado.
Cómo vivirlas desde nuestro yo
Hay en nuestra forma de entender la vida cosas preestablecidas que no nos planteamos en ningún momento y que nosotros mismos nunca hemos decidido hacer, que no forman parte de nuestro YO en esencia, y que hemos asumido como algo nuestro nos guste o no, lo disfrutemos o no, ni siquiera nos planteamos la posibilidad de no celebrarlo, de no vivirlo y de reconocer ante nosotros mismos que no queremos hacerlo, o que simplemente no nos apetece.
Precisamente, el simple hecho de plantear o plantearnos que no nos gustan, que no las celebramos y que sentimos rechazo hacia estas fiestas y tradiciones, nos hace sentir mal, que nuestro entorno, incluso personas que nos quieren nos señalan y que todo esto hace, que nos obliguemos a vivir la navidad en contra de nuestra propia voluntad y necesidad.
Educacionalmente en nuestra sociedad, las Navidades, así como otras fechas señaladas, tienen un arraigo católico, vienen impuestas socialmente y forman parte de nuestra cultura.
Vivimos con pautas y obligaciones marcadas por pensamientos familiares heredados y que nos limitan, creencias religiosas y por supuesto tradiciones ancestrales que llevaremos toda nuestra vida, son normas estipuladas con pensamientos limitantes que cuesta mucho cambiar para poder darles otro sentido.
Por esto, lo recomendable, siempre, es escucharse a uno mismo, reconocer lo que uno siente, lo que se desea realmente, lo que se necesita. Cualquier decisión que tomemos, siempre que esté consensuada con nosotros mismos, será la acertada y la válida.
Se trata de, saber lo que queremos y necesitamos hacer nosotros, para poder vivir en coherencia con uno mismo.
Pese a que hay quienes consideran que esta es una época feliz, familiar y divertida, hay personas que la viven de forma distinta, con nostalgia, tristeza, frustración, estrés e incluso dolor.
Todo está bien y todo es normal, siempre que lo que necesites y quieras, sea lo que hagas.
La navidad y la salud mental
Según el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, durante esta época del año se incrementa la tasa de depresiones y suicidios en un 40% en la población. Estas fechas es donde la soledad más se padece, personas que viven solas y que muchas de ellas, más del 40% en España, son mayores de 65 años.
Hay personas que pasarán la Navidad aislados y dónde las emociones y la falta de seres queridos entran en conflicto con lo que se espera en los días Navideños, días familiares, rodeados de amigos y de gente querida.
Esto supone un gran impacto en la salud mental de la mayoría de las personas, por esto gestionar y trabajar las emociones, es muy importante para poder equilibrarlas.
Una buena manera de gestionar todas estas emociones, es el ejercicio físico, por ejemplo, caminar rápido 20-30 minutos diarios, correr o practicar algún deporte. Además de recuperar el estado de ánimo, oxigena la mente y ayuda al cuerpo físico y al cerebro a segregar endorfinas, unas sustancias conocidas como las hormonas de la felicidad.
También ayuda el sentirse escuchado y comprendido, no dudes en hablar con alguien en quien confíes, o con un profesional de la terapia que te acompañe y te ayude a reconocer y a canalizar todas estas sensaciones y estados de ánimo que se generan en esta etapa del año.
El hacer una introspección sobre lo estipulado y afrontar lo que no queremos y lo que verdaderamente somos, no es fácil. Cuando empezamos a darnos cuenta de lo que hacemos por los demás y no por nosotros, nos sentimos tristes, y dar el paso de afrontarlo y llevarlo a cabo es muy complicado y necesitamos sentirnos fuertes y apoyados.
Además, el sentimiento de culpabilidad que sentimos, por no querer hacer lo que nos han dicho que debíamos hacer, a veces es insostenible.
Los beneficios de la Terapia Gestalt
Es muy recomendable la terapia Gestalt, para un acompañamiento en:
- Poder reconocer que hay en lo que nos sucede en estos momentos.
- Saber cuál es la emoción y por qué.
- Qué debemos hacer para ir soltando, adquiriendo herramientas, y creciendo en autoestima.
- Adquirir nuestra propia liberación de ser quien somos.
Tiempo para la reflexión
No debemos presionarnos con ninguna idea. No es verdad que durante la Navidad todo el mundo debe estar feliz, y que, si no lo estamos, debemos esforzarnos para estarlo.
Si no te gusta esta época del año, dilo con tranquilidad a quien te pregunte, no trates de ocultar lo que sientes, trata de ser tú mismo, no solo en estas fechas tan marcadas, sino en todo momento, no dejes de ser tú mismo, no tienes que esforzarte para hacer ver que eres como la mayoría.
Pensar que eres raro o extraño porque no te guste la Navidad es un pensamiento proyectado por ti hacia los demás, tú eres como eres y no tienes que adaptarte a nada impuesto por la sociedad, la educación o sencillamente lo que quieren los demás que hagas, pero también trata de ser respetuoso y permisivo con aquellos que sí les gusta y que la disfrutan.
En resumen, lo importante en estos momentos del año, es que nos dediquemos un espacio a identificar qué sentimos y podamos reflexionar sobre qué es lo que nos hace sentirnos así.
Disfrutar de la Navidad con alegría, compañía e ilusión, es igual de normal que el sufrirla con tristeza y en un entorno de retiro y tranquilidad.
Te deseo, felices momentos y properos años por vivir.