Mucha gente se pregunta “¿Cuál es el significado de la vida?”. La respuesta varía para cada uno. Pero es importante que al menos tengas algún tipo de respuesta a esta pregunta; porque de no tenerla, por definición, estás teniendo una vida sin significado.
La respuesta a la que he llegado es que el propósito de mi vida es crecer de manera conciente y a asistir a otros a crecer de manera conciente.
Pero ¿qué es eso de crecer de manera conciente? ¿Por qué mejorar? ¿Por qué estar pendiente del desarrollo personal? Después de todo, nacemos y morimos como cualquier otra persona. Todos compartimos el mismo “destino final”. Todos terminamos convirtiéndonos en polvo. Entonces ¿por qué preocuparnos por mejorar? ¿De qué sirve?
Las expectativas que tenemos en vida no hacen más que provocarnos dolor y malestar cuando no se cumplen, ¿no? Entonces, ¿por qué no llevar una vida de cero expectativas y ver qué pasa?
El crecimiento personal es una decisión que tomamos deliberadamente, y depende enteramente de cada uno de nosotros. Este sitio apunta a ayudar a aquellas personas que ya hayan tomado esa decisión o que la están tomando ahora. Para todas aquellas personas que no pertenezcan a este grupo, les recomiendo que vuelquen su atención hacia otros lugares, como por ejemplo una casa fúnebre. Ya que ése es el único lugar al que toda persona que no fomenta su crecimiento personal se dirige con seguridad.
Ahora bien, algunos pueden pensar que mantener una actitud de constante búsqueda por la auto-superación puede provocar fluctuaciones en nuestra paz interior. ¿Pero es esto realmente cierto?
No, no lo es.
El crecimiento personal y la paz interior no son antagonismos. Ambos pueden encontrarse en el mismo camino. El concepto hindú de vivir en estado dharma apoya justamente la noción de que podemos encontrar nuestro propósito de vida y vivirlo de manera conciente.
A modo de ejemplo, con la creación de este sitio y al subir artículos periódicamente, estoy cumpliendo con mi intención primaria de ayudar a otros a crecer de manera conciente. Esto para mí es dharma.
Asimismo, me desconecto, en la mayor medida posible, de todo resultado (sea bueno o malo). Me mantengo abierto a los diferentes tipos de resultados aceptando sus posibles consecuencias.
Hay un porcentaje de personas leyendo este artículo que les gusta y les sirve leer este tipo de material. Hay otro porcentaje que está totalmente desinteresado en este tema. Y finalmente hay otra porción de la gente que puede malinterpretar lo que escribo. Cada uno de estos grupos mantiene una opinión que se encuentra totalmente fuera de mi control.
Recientemente una amiga me comentó que una persona desacreditó mi habilidad como coach, sin conocerme, únicamente por mi foto. Mi aspecto juvenil (aclaro: tengo 26 años), ponía en duda su fe en mis habilidades y competencias. Esta es una creencia que carece totalmente de fundamento, y como tal, no puedo dejar que eso me afecte personalmente.
Si, es verdad, no aparento la edad que tengo. Eso siempre fue así y lo seguirá siendo. Lo acepto tal cual es. No puedo dejar que eso limite mi accionar. Pero para que no me afecte, primero debo elegir que no me afecte.
Sé sincero contigo mismo, ¿a cuántas voces has escuchado últimamente a las que sabes que no deberías haber escuchado? ¿A cuántas opiniones ajenas le das más importancia de las que verdaderamente merecen?
Yo me dedico a poner por escrito lo que pienso, y luego la gente se encargará de elaborar una opinión a partir de eso. Pero no puedo darme el lujo de estar pendiente de cada una de estas opiniones. De ser así, jamás podría experimentar la paz interior. Jamás podría vivir en dharma. Es precisamente por eso que no he habilitado la opción de comentar mis artículos. Internet es un lugar en el que todos tienen algo para decir, y suele ocurrir que hay ciertos comentarios que escapan al concepto de fineza. Prestarle atención a estas voces anónimas es una receta para el desastre.
¿Qué importa si luzco demasiado juvenil? ¿Qué importa si lo que escribo cae mal a algunas personas? ¿Qué importa si lo que dijiste el otro día le cayó mal a tu jefe? ¿Qué importa si los demás no aprueban tus decisiones o estilo de vida?
Bájale el volumen a todas esas voces que siempre tienen algo para decir, y dedícate a escuchar lo que se encuentra bien dentro tuyo. Dedícate a escuchar lo que realmente importa.
¿Cuál es el significado de tu vida? ¿Qué es lo que no quieres dejar de experimentar? ¿Qué es lo que siempre quisiste hacer pero nunca te animaste a hacerlo? ¿A qué viniste a este mundo?
Empecemos a vivir más a conciencia!!!
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