Durante la semana pasada estuve escribiendo sobre cómo recibir e interpretar insultos o abusos verbales, así como las diferentes repercusiones que esta filosofía presenta. Frente a las opciones ya establecidas, he encontrado otra alternativa a tener en cuenta para afrontar eventualidades como estas.
Su proceder se asemeja bastante a lo que vimos en el artículo
"Cómo respondemos ante quiénes nos ofenden", con la peculiaridad de que esta alternativa toma la filosofía del aikido como modelo a seguir en situaciones conversacionales de todos los días.
¿Qué es aikido?
Aikido es un arte marcial japonés cuya característica principal es la búsqueda de la neutralización del contrario en situaciones de conflicto, dando lugar a la derrota del adversario sin dañarlo, en lugar de simplemente destruirlo o humillarlo. Esto se logra utilizando la energía de el contrincante a favor de uno, redireccionándola así en su contra. El Aikido busca formar a sus practicantes como promotores de la paz.
El Aikido Verbal consiste en aplicar la filosofía del aikido en cualquier conversación que contenga insultos y comentarios ofensivos o despectivos. Simplemente redirigimos dicha ofensa hacia nuestra contraparte con otro comentario no hiriente. De esta manera, mantenemos nuestra integridad sin profundizar en el conflicto. No soy el creador de esto, pero cuando me topé con esta “técnica” noté que, en parte, ya la había usado en otras ocasiones.
Los siguientes ejemplos pueden servirte de comodín ante cualquier tipo de agravio:
“Gracias por notarlo”
“Gracias por compartirlo con todos”
“Te agradezco el aporte”
“Si vos decis”
“Me alegra que hayamos aclarado eso”
“Me gusta la manera en que te expresas”
“¿Para siempre?”
El responder de esta manera genera menos conflicto que responder con un insulto. No porque nos sintamos superiores, sino porque estamos disociándonos de nuestro ego. No nos mostramos vulnerables ante la ofensa del otro. No mostramos inseguridad. No caemos presos ante la trampa verbal que tenemos en frente. La esquivamos inteligentemente y reaccionamos acordemente buscando el fin del conflicto.
Además, el mantener esta postura denota una cierta tranquilidad y calma en nosotros. Y es esta calma justamente la que ayuda a detener en seco al conflicto. Le comunicas al otro que no te interesa seguir peleando.
En ocasiones utilizó algunos de los ejemplos de arriba, pero por lo general soy de no contestar. A veces opto por cambiar rápidamente de tema. Pero a veces lo mejor que uno puede hacer es levantarse e irse. Mientras no te sientas insultado no hay necesidad de defenderse.
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