Estamos a fines de Diciembre, momento en el cual la gran mayoría de nosotros hacemos un balance del año que pasó. Dejando de lado los típicos comentarios como “Qué rápido que pasó el año” y “Que llegue Enero YA”, este es un momento para reflexionar sobre lo que hicimos o dejamos de hacer.
Al empezar un nuevo año uno suele plantearse nuevos objetivos a cumplir. La idea de arrancar el año “con todo” es siempre un motivante. El solo pensar en que este va a ser el año en el que finalmente vas cumplir todo lo que te propusiste es combustible para el alma. De ahí surgen las ganas de cambiar y reordenar nuestra vida. Las promesas abundan y nuevos desafíos se acumulan en nuestra lista de objetivos.
“Este año voy a ir al gimnasio todos los días”
“Este año voy a dejar de fumar”
“Este año voy a trabajar menos y a pasar más tiempo con mi familia”
Pero luego llega Diciembre y nos invade la sensación de no haber cumplido con lo pactado. Todas esas promesas se fueron disolviendo con el tiempo. Toda esa energía quedó atrapada entre los meses de Febrero y Marzo.
Y pum! Llegado Diciembre, hacemos una revisión del año y comenzamos a cuestionar nuestra propia productividad. De seguro trabajaste mucho y cumpliste varios objetivos importantes. Pero aquel objetivo…el que realmente importa…se te pasó por alto. Lograste mantener el bote a flote durante todo el año, pero no lograste avanzar lo suficiente. Este año resultó ser igual que el anterior, lleno de distracciones y oportunidades perdidas. Y antes de que puedas decir “Que rápido que pasó el año” surgen los mismos deseos de antes:
“Este año va a ser diferente”
“Este es el año en el que voy a cambiar”
“Este es MI AÑO”
¿Qué fue lo que hicimos mal? ¿En donde está el error? ¿Cuál es el secreto para cumplir con las promesas de año nuevo?
Tienes que estar dispuesto a todo
¿Te sientes en perfecta sintonía con tu objetivo? ¿Sientes que realmente lo quieres? Suele suceder que, para un mismo objetivo, existan aspectos laterales que deseas evitar. Por ejemplo, tal vez te propusiste bajar 10 kilos este año. Toda aquella ropa que solía no entrarte, ahora vas a poder usarla con gusto. Suena bárbaro!! Estás motivado/a para empezar a ir al gimnasio y aceptar al 100% una rutina de entrenamiento exigente. Genial!! Pero tal vez hay algo dentro de este objetivo que no te gusta del todo. Tal vez el mantener una dieta baja en grasas y azucares sea algo para lo que no estés preparado/a todavía. Incluso puede darse el caso de que te rehúses a cambiar tus hábitos alimenticios.
Cuando te comprometes con un objetivo, debes de aceptar lo bueno y lo malo. Si no estás dispuesto a modificar aquellos aspectos laterales que no te gustan, tarde o temprano vas a terminar desistiendo. Ese objetivo está destinado a fracasar. La realidad indica que nunca estuviste en sintonía con él.
Identifica aquellas cosas que te cuesta trabajo aceptar, y asegúrate de estar preparado y en condiciones para hacerlas. Acumula toda esa fuerza de voluntad y compromiso que tienes y no la sueltes…porque la vas a precisar.
Tienes que creer que es posible
Una vez que te sientes dispuesto a todo, ¿crees que lo puedes conseguir realmente? ¿Te crees capacitado para llevar a cabo tu objetivo? ¿Acaso cuentas con los recursos, tiempo, habilidades, compromiso, voluntad y apoyo necesarios para conseguirlo?
Durante la primer semana del 2010 durante las vacaciones de verano en La Paloma, recuerdo haberme propuesto el objetivo de
dejar de fumar. Ya había tenido algunos intentos fallidos. “Este es el año en el que finalmente voy a dejar de fumar” me dije. Recordé un fragmento de un libro que decía que el comunicar tus objetivos a los demás te pone en una posición de mayor compromiso frente al mismo. Por eso, aproveché a decirle a mis amigos (con los que compartí el viaje) de mi nuevo objetivo. Si bien ellos no me creyeron mucho, mantuve el compromiso intacto.
Bueno, je, no pasó una semana que ya estaba fumando de vuelta. ¿Qué pasó entonces?
Sacando de lado el vicio de la nicotina, aún no estaba comprometido con el objetivo. Aún no había hecho las paces con la noción de tener que salir un sábado de noche y no prender un cigarro. Aún no estaba dispuesto a sacrificar una cebada de mate sin la compañía de un cigarro. No contaba con los recursos internos necesarios para cumplir mi objetivo. En pocas palabras, no me creí lo suficientemente fuerte como para lograrlo.
Es genial mantener objetivos difíciles de alcanzar, pero siempre y cuando creas que sean posibles. De lo contrario vas a estar trabajando con energías contradictorias todo el tiempo.
***
Los objetivos de año nuevo sirven porque suelen venir arraigados de mucha pasión y energía. Mantener el compromiso durante los meses siguientes se hace muy complicado si no estás dispuesto a todo y si no crees que sea posible.¿Qué es lo que realmente quieres conseguir este año? ¿Qué necesitas resolver este año? Del 1 al 10, ¿cómo va a ser tu compromiso?
Feliz 2014 para todos
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