Personalmente, procuro no evitar nunca ningún tipo de sentimiento. Me busco formas adecuadas de manifestarlo y darle el protagonismo que debe tener, porque todos ellos nos traen un mensaje y no resolvemos nada matando al mensajero. En cuanto al perdón, es difícil porque no solemos tener que perdonar tonterías. Solamente nos molesta o nos daña aquello que nos importa... Y si no quieres que se repita, a veces, simplemente no cabe el perdón (pero sí la redención, lo cual es curioso). Casi todas las religiones y sistemas filosóficos te animan a practicar el perdón (aunque filósofos como Séneca estaban en contra del perdón y a favor de la clemencia). Y en mi caso, no estoy seguro de que lo promuevan de forma positiva.
Ahora, me permito una reflexión personal.
Todo resentimiento tiene dos partes: la que tiene que ver con uno mismo (con pensamientos tipo ¿cómo he podido caer en ello? y similares) y la que tiene que ver con la causa (sea persona, objeto, circunstancia, etc.); y ambas pesan por igual. Si cuesta tanto dejarlo ir es porque somos aficionados al drama, y nos encanta machacarnos por cada una de nuestras cagadas. No importa los años que llevemos practicando estrategias para el bienestar y la evolución personal: todo el mundo es el peor crítico de sí mismo y su peor enemigo. Pero, al mismo tiempo, esto es positivo.
Todos tenemos esa voz que nos anima a protegernos, que nos reprocha cuando cometemos errores o caemos en trampas evidentes (o no tan evidentes) y que nos avisa de situaciones parecidas. El resentimiento es uno de los tonos que adopta. El miedo es otro. La inseguridad o incertidumbre, otro.
Por eso, cuando un sentimiento así me embarga, en vez de suprimirlo, lo mantengo. Esto lo aprendí a la vez de la Medicina Tradicional China y de la Logoterapia. En MTC cuando quieres tratar una enfermedad no extingues el síntoma, sino que lo fomentas y lo mantienes controlado, porque tiene su función. En Logoterapia hay una estrategia o herramienta llamada Intención Paradójica, que consiste básicamente en hacer a propósito lo que te produce malestar para romper el ciclo de la ansiedad y superarlo apropiadamente. Esta es más bien una técnica de liberación. Y ello permite cierta dosis de indulgencia, una vez te aclaras con lo que te toca.
Dejo ya en manos de los demás los pensamientos metafísicos y la retórica Gandhi-style. Sin complicarnos demasiado en ello, el perdón es un acto que tiene una parte de decisión personal, otra de evolución y otra de superación. No todo ello es voluntario. No podemos forzarlo, ni decirnos "es más por nuestro bien que por el suyo". No siempre podemos renunciar al sentimiento (resentimiento, enfado, culpa, odio, etc.), a las reparaciones que sean precisas o a la extinción de los vínculos con la persona o situación que ofende o daña (ya sin hablar del arrepentimiento del ofensor, en su caso).
Interesante debate...
Un abrazo.