Primeramente habría que asemejar positivo y negativo como una sola paradoja observada desde su centro. Por ejemplo, imaginar positivo hacia la izquierda o hacia la derecha, y negativo al lado contrario, cada extremo con un su polo opuesto y en el centro estamos nosotros, seres humanos con la capacidad de libre albedrío para discernir hacia donde inclinar la balanza.
En esta sociedad un tanto caótica, lo negativo suele tomar mayor grado de relevancia, por ello es más fácil crear un ambiente negativo que uno positivo, basta con encender una mecha negativa para que la pólvora se extienda rápidamente hacia el peor detonante, la irradiación contagiosa atestada en lo negativo, una bomba que engulle hasta el ultimo aliento de serenidad.
¿Y como se puede solventar?
Fácil y a la vez difícil, fácil si se pone agua sobre la mecha, esta se apagara y evitara que siga prendiendo, y difícil si no tenemos al agua a mano, pues el fuego arde y se extiende rápidamente. Pongamos como ejemplo que el agua es el libre albedrío, la decisión de hacia donde enfocar esa negatividad, si alimentar o desnutrir. Aquí también entra en juego otros factores, como las emociones y lo que hace despertar esa ira contagiosa hacia lo negativo desde la parte personal de cada individuo, el juzgar premeditadamente sin observar y haciendo suyo ese ambiente negativo. Todos esos cúmulos son la mecha perfecta para prender y generar mas oleadas de negatividad, cuya vibración cegara la consciencia del ser. Algo curioso, es ver como los medios informativos generan oleadas de negatividad, convirtiéndose en un virus infeccioso capaz de devorar la vida, ¿me podríais decir cuantas noticias son negativas y cuantas positivas? Esta claro como la sociedad en si interfiriere hacia lo negativo para expandirlo, en vez de pararlo.
Una manera practica de solventar la negatividad, es dejarla pasar, me entra por un oído y me sale por el otro, la ignorancia juega un papel decisivo, creando una transparente barrera que aparta lo personal de lo que transcurre alrededor, delimitando fronteras con sabiduría. Cuando esta negatividad no encuentra un huésped, tiende a ir disipándose, y en esos momentos de no ¨alteración¨ las decisiones son más unánimes y mejor entendidas, equilibrando la consonancia entre negativo y positivo.
Cuando entres en medio de un entorno negativo, juega a buscar ese centro, el centro que ayudara equilibrar y discernir con que quedarse o no, sin que el entorno sea determinante hacia lo personal, siendo el-la juez-a de tus propias decisiones, no la de los demás. Lo negativo siempre tiende a generar más negatividad extendiéndose, pero si no se le permite seguir caminos, esta se disuelve y todo vuelve a su correcto fluir.
Cabe recordar que positivo y negativo son duales y ambos necesarios para el equilibrio, la importancia de saber escoger su centro es vital para la correcta armonía.
