Me estaba acordando de una anécdota que me ocurrió una vez. Resulta que iba llegando en coche a mi casa y veo a un perro que me parece que se ha perdido. Miro a mi alrededor a ver si encuentro a los dueños y no doy con ellos. Así que decido llevármelo a mi casa.
Allí en casa le doy de comer y veo que come con ansía. Así que me hago a la idea de que el pobrecito debe llevar un tiempo perdido y le hago unos mimos para consolarlo. Una vez bien alimentado vuelvo a salir a la calle con el perro a ver si doy con los dueños y entonces el perro tan campante se mete en el jardín de una casa cercana...¡Resulta que era su casa y no estaba perdido, los dueños le dejaban salir solo y conmigo se había dejado querer!
Lo que me reí después pensando en lo ocurrido
Aquí tenéis un ejemplo de exceso de ganas de ayudar. Así que en este mundo hay de todo, y por suerte quedan muchas personas con ganas de ayudas.
Saludos.
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