Vivimos en mundo plagado de interés en todo y para todo, un notable porcentaje a nivel mundial que involucra al interés personal, social, laboral, económico, amoroso e incluso espiritual. Metódicas actuaciones que esconden intereses personales y comunes hacia un objetivo visualizado, una meta que pone en marcha la maquinaria para urdir estrategias a fin de conseguir un propósito llamado interés, una linea recta que camufla otras formas de visión y otras percepciones más acordes con la fluir natural de la vida. Muchas parejas se juntan por el simple interés de no estar solas e incluso por circunstancias materiales, enfrentándose a miles de estrategias para tratar de apegarse a esa toxica unión basada en el interés. En lo laboral, prácticamente todo se mueve hacia el interés por vender, por fabricar, por ganar unos papeles pintados los cuales se les da un valor necesario para sobrevivir el la era actual e incluso para enriquecerse... En lo social, se crean bandos para competir unos contra otros con el objetivo de ganar (el mismo que se vive en las guerras), solo hay que ver los estadios de fútbol 40.000 personas comportándose de forma primitiva a fin de un propósito, ganar nada !!, movidas por el interés social de ver cual el mejor equipo ganador. El interés económico es el que está por encima de todo e incluso por encima de la propia destrucción del ecosistema, es tan depredador el interés económico que se ha convertido en el peor cáncer de la humanidad y del planeta tierra, degradando todo su alrededor sin limites algunos, destruyendo la naturaleza a fin de explotar hacia el beneficio económico (papeles pintados) y ser el más poderoso. El interés espiritual también hace mover propósitos oscuros hacia el poder y la dominación, hacia el ego y la superioridad lejos de la humildad. El interés está en todos lados, acechando al débil y consumiendo al valiente, haciendo mover energías a fin de llegar a un propósito sin importar la forma de conseguirlo, formas que pueden afectar a otros seres e incluso a la propia tierra.
No existe el equilibrio en el interés, ni existe un fluir natural hacia el compartir libre sin esperar nada a cambio. Ser humilde sin olvidar de que todo está en todo y que todo alrededor forma de parte de un conjunto basado en el conocimiento universal, lejos de credos sociales y lejos de los intereses promulgados por el ego. La toxicidad que produce, aleja la claridad en los pensamientos y el equilibrio necesario para el correcto fluir natural de la vida y su entorno. Moverse por la intuición, por la humildad, por el compartir, por el conocimiento... sin que detrás exista un propósito oculto, invita a expandir la sabiduría que otorga la vida en su estado más puro.
Fácil es la lección y difícil su aplicación pero no imposible.