¿QUÉ ES?
La radioterapia utiliza partículas similares a las de los rayos X, pero de mayor energía, capaces de penetrar en el cuerpo. Esta técnica para el tratamiento del cáncer actúa sobre el tumor, destruyendo las células malignas e impidiendo que crezcan y se reproduzcan, pero también destruye los tejidos normales de manera temporal, por lo que la radioterapia tiene efectos secundarios. La ventaja es que las células sanas tienen mayor capacidad de regeneración que las cancerosas, de manera que el cuerpo se recupera de los daños causados una vez que se ha conseguido eliminar el tumor y se termina el tratamiento.
La radioterapia puede administrarse bien como tratamiento único o como complemento de la cirugía o la quimioterapia. Cuando se radia previamente la zona afectada por el tumor, se reduce su tamaño facilitando la posterior intervención del cirujano. En el caso de que las radiaciones se reciban después de pasar por el quirófano, el objetivo es acabar con las células que hayan podido quedar tras la extirpación.
La radioterapia también es el mejor abordaje en el caso de lesiones malignas que no son accesibles mediante cirugía, bien porque el tumor está situado en una región del organismo de difícil acceso, o por ser de gran tamaño, lo que imposibilita su extirpación. El tratamiento conjunto con radioterapia y quimioterapia se utiliza también con frecuencia para aumentar la eficacia de ambos tratamientos.
Cesio, cobalto, fósforo, oro, iridio o el platino son algunas de las sustancias comúnmente empleadas en estas terapias.
fuente:
cáncer