El asma es una enfermedad considerada crónica por la falta de comprensión de los factores que la producen, y por consiguiente (como suele suceder con otras enfermedades, como la gastritis por ejemplo) por la aplicación de recursos terapéuticos inadecuados que se resumen básicamente en la prescripción de corticoides o similares que permiten que el paciente momentáneamente supere su disnea (dificultad respiratoria).
Y a tratar de suprimir aquellos factores que se consideran alérgenos.
La realidad es, a mi parecer, que los corticoides agravan y hacen crónica la enfermedad.
Como se sabe, el asma consiste en el estrechamiento de la luz intra-bronquial que dificulta la entrada de aire a los pulmones.
Esto se atribuye a la inflamación e hipersecreción del epitelio (piel, en este caso interna) de los bronquios.
Y/o a la contracción de la musculatura lisa que los recubre más profundamente en su estructura.
No voy a extenderme mucho sobre la inmensa cantidad de información que hay sobre esta enfermedad pues va más allá del simple objetivo de hacer un resumen, pero voy a dar algunas pautas de lo que la medicina convencional propone.
Algunos de los factores que la medicina convencional define como causales son: la exposición a un medio ambiente inadecuado (frío, húmedo o alérgeno), el ejercicio o esfuerzo en pacientes hiperactivos, o el estrés emocional.
En los niños los desencadenantes más frecuentes son las enfermedades comunes como aquellas que causan el resfriado común. En realidad tanto el resfriado común, como el asma tienen el mismo origen que es la inflamación del intestino que tiene la función capital de regular su propio epitelio (y decidir así lo que entra o no entra al organismo) y la función global de regular todos los epitelios del organismo, entre ellos el de la nariz y el de los bronquios.
En general la enfermedad evoluciona por crisis que son reversibles, hasta cuando por la terapéutica inadecuada se hacen crónicas lo que hace más difícil su reversibilidad.
Se la clasifica en: nocturna, ocupacional, alérgica, ocasional, inestable, intermitente, etc. En los últimos veinte años se ha registrado un aumento en su incidencia.
Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud reportó que un 8% de la población suiza padecía de asma, comparado con solo 2% hace 25-30 años atrás.
También se la vincula con la urticaria, la conjuntivitis y el eczema, lo que es correcto porque estas son inflamaciones del mismo origen (intestinal) ya que se producen en el epitelio propiamente dicho de la piel.
También se habla de que son inducidas por agentes alérgenos como el polen, lana, polvo, etc., o contaminación atmosférica, materias irritantes, variaciones meteorológicas, microbios, hongos, trastornos psíquicos, stress, aire de pobre calidad, humo de cigarrillo, cesáreas, mascotas, aspirina, aspergilosis y otros.
Pero estos, a mi parecer son solo la última gota que derrama el vaso de la inflamación producida por el intestino.
En realidad para la medicina convencional los componentes precisos de esta inflamación están todavía por dilucidar y las causas de esta inflamación son inciertas.
En cambio si combinamos los milenarios conocimientos de la medicina china, con los del naturismo, veremos que la causa es muy clara: la inflamación del intestino.
Y esta se produce por el consumo de lácteos (colosal error de la humanidad y quizás uno de los primeros “negocios”) y de todos los factores que irritan el intestino.
Se deben suprimir los lácteos, toda la comida chatarra, golosinas, cereales refinados, dulces, y cualquier alimento "fabricado", todas las comidas y bebidas "diet", y muy especialmente respetar la combinación de los alimentos que son la principal fuente de acidez y de irritación del intestino.
Y por último quiero decir que es para mi un inmenso regocijo ver a niños que de otra manera estarían condenados al uso de corticoides por el resto de su vida (con sus funestas consecuencias), realizar las actividades físicas mas exigentes sin agitarse más de lo normal.
Dr. Raul Flint
www.drflint.com.ar