Hola Olga, me parece interesantísima tu pregunta. Creo que una cuestión importante es qué significa "sacrificio" para cada uno de nosotros. Que un hijo te cambia (transforma) la vida es algo inevitable, ya que me parece imposible seguir con la misma vida que llevabas antes de ser padre o madre. Otra cosa es si ese cambio lo vives como un sacrificio o no. Creo que para no caer en vivirlo como un sacrificio tienes que disfrutar de compartir tu vida con tu hijo, de cuidarlo, de volver a jugar como cuando eras pequeño, de vivir la vida desde sus ojos,...De esta manera los momentos duros están más que compensados por los buenos momentos. Y, al contrario, si lo vives sólo como una obligación, cada cambio que suponga en tu vida te pesará como un gran sacrificio.
Por otra parte, considero que la paternidad/maternidad se puede enfocar de maneras muy diferentes y que en cierta medida dependerá de lo que hayas vivido en tu familia de origen, de la cultura que te rodea y de cómo te concibes como persona. Hay quien parece olvidar que los padres seguimos siendo ante todo personas, que merecemos también cuidar de nuestras necesidades (y no sólo de la de nuestros hijos) y que no existe el padre ni la madre perfectos. Si olvidas todo esto y haces que absolutamente toda tu vida sea tu hijo a la larga tienes altas probabilidades de percibirlo como un sacrificio en lugar de poder sentirlo como una parte maravillosa de tu vida.
Supongo que cada madre y cada padre puede hacer una definición absolutamente personal de lo que ha supuesto para ellos tener a su hijo.
Besos,
Andrea (psicóloga en Paideia)