Qué suerte,Andrea¡
Ligando también con lo que decía Sergio, me parece muy importante que los padres nos dejemos contagiar por esa alegría y esa espontaneidad que tienen los niños.
De esa manera les estamos ayudando a ellos a ser auténticos y aprender a expresarse libremente, y también nos ayudamos a nosotros mismos a despertar a nuestro niño interior y a olvidarnos de nuestras obligaciones y responsabilidades durante un rato, conectando con nuestra propia capacidad para vivir con alegría y con más ligereza de lo que los adultos acostumbramos a hacer...Así que salimos ganando todos..
Pero ¡ojo¡ También es verdad que a veces uno está tan preocupado por algo que si se pone a bailar o a jugar con el hijo en realidad no puede desconectar de su preocupación y entonces se convierte en una situación forzada en la que el niño está captando el malhumor del adulto y su falta de autenticidad en ese momento,
En ese caso me parece mucho mejor explicar al niño, en las palabras que él pueda entender, que papá/mamá está preocupada por algo, que no está de buen humor para jugar y que es preferible que el niño juegue solo; que cuando se encuentre mejor ya jugará con él.
Seguro que el niño lo entenderá, porque estamos siendo sinceros (os acordáis del debate sobre "Se pueden decir mentiras a los niños?) y así evitamos crear situaciones confusas y de "mal rollo" con él.
¿No os ha pasado ésto alguna vez?
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