Me gustaría explicar mi experiencia con las terapias llamadas “alternativas”. Dentro de las cuales, según la opinión de cada cual, podríamos englobar la terapia gestalt o el resto de las terapias humanistas. Pero, como defensora de la gestalt, me atrevería a decir que aquel que haya tenido una mala experiencia con esta especialidad en concreto quizás habrá sido más por el terapeuta que por la terapia en sí. Está claro que un buen terapeuta, siga la rama que siga, tiene que ser una persona muy bien preparada, muy sana y sobretodo, muy íntegra.
No es de la Gestalt de la que quiero hablaros, ni del Análisis Transaccional, ni del Psicoanálisis. Ni siquiera del Coaching o PNL que hoy en día están tan de moda, y que por desgracia están implicadas en esta historia, ni de otras terapias con un grado más grande o más pequeño de “validez científica”, como podrían ser las Constelaciones Familiares. Vengo a hablaros de la Terapia Reprogresiva, y como sólo hay una persona en el mundo que aplica, por ser creación suya, no hace falta que de nombres propios ni diga nada más. A no ser que se haya montado una universidad para formar terapeutas de su especialidad, cosa que dudo.
Acudí a esta terapeuta después de estar pasando una serie de problemas personales y no sentirme bien conmigo misma. Ella, siempre según su propio testimonio, se había formado en Coaching y PNL y me había hablado maravillas de estas dos técnicas. Yo la conocía personalmente aunque no éramos amigas íntimas; de hecho, hacía tiempo que habíamos perdido el contacto, pero la iba siguiendo por Facebook. Había probado la psicología cognitivo-conductual, y como no me había dado resultados, decidí probar con este método tan innovador y “maravilloso”. La terapeuta cognitiva me había recomendado también el coaching como algo que iba muy bien, así que quise confiar en esta persona.
Acudí a ella pensando que era coaching lo que íbamos a hacer. Ya en el momento de ver el centro donde trabajaba estuve a punto de dejarlo todo correr y echarme para atrás porque me dio muy mala impresión. No por sucio, ni por destartalado, ni por nada de eso, sino porque es un centro que parece más el gabinete de una tarotista que otra cosa. Pero mi desesperación me llevó a darle una oportunidad a pesar de que debí haberme dejado guiar por mi instinto.
Las tres primeras sesiones fueron bien. Hablamos de mis problemas y de mis objetivos y el enfoque que le dio me resultó novedoso. La afirmación de “TODO AQUELLO QUE TE MOLESTA DE LOS DEMÁS ES ALGO QUE TÚ TAMBIÉN HACES A OTRA PERSONA” cobró sentido porque en mi caso en concreto era a mi misma a quien yo no estaba respetando. Y ella me dijo en todo momento que esa otra persona también podría ser uno mismo. Quería ganar en autoestima y reafirmarme. En cierta manera me ayudó. Lo que no me gustó es que al final de la sesión siempre me hacía una aplicación de energía Matrix. Si buscáis más información para aquellos que no sepáis que es veréis que es algo que tiene que ver con la corriente New Age. A pesar de no creer en eso, no quise decirle nada por no contrariarla y porque pensé que eso tampoco me podría hacer daño.
A partir de la cuarta sesión empecé a no entender cosas. Me centré más en la relación con una persona muy cercana a mí y estuvimos indagando e indagando en cuáles podrían ser las causas de mi falta de asertividad en mi relación con los demás, en mi actitud pasiva hasta el extremo. Ella me insistía en que las cosas que esta persona y que otras personas, amigos del pasado o compañeros del trabajo, hacían que me molestaban eran porque yo se las hacía a ellos, y que en el momento que yo dejara de comportarme así con él, ELLOS CAMBIARÍAN O DESAPARECERÍAN DE MI VIDA.
Descubrí que la manera como yo interpretaba cosas que esta persona cercana en concreto hacía eran un problema suyo y no mío, y que yo lo tomaba como algo personal por mis vivencias infantiles, por el maltrato psicológico recibido en casa durante toda mi infancia. Pero por supuesto, esta persona no cambió. Ni yo logré quitarme todos mis miedos. Ella me dijo que el hecho de descubrir el origen de los miedos haría que se disipasen y me dio el alta. Casualmente, a la octava sesión. No se si para cumplir expediente de que con su terapia se solucionaban todos tus problemas en ocho sesiones tan solo o qué. Razón por la cual justifica también sus elevados precios. Que es una terapia breve y efectivísima.
Me enteré por aquel entonces que en realidad no era Coaching lo que ella hacía, sino Terapia Reprogresiva. Algo creado por ella mezclando Coaching, Psicología, PNL y un montón de conocimientos más. Y por supuesto, la energía Matrix.
Poco a poco iba hablando cada vez más de energías, de que las casualidades no existen y de que podemos cambiar nuestra realidad. Me resistía a creer en esto, pero pensé que a pesar de eso me podría ayudar porque también decía cosas que parecían “sensatas”. Pensé que sería cuestión de tiempo. Que necesitaba tiempo para integrar todo lo que había descubierto de cómo mis vivencias pasadas me estaban boicoteando y que con el tiempo mis miedos se disiparían.
Pero me equivoqué. Volví a terapia supuestamente a una sesión de mantenimiento y me lo presentó como un objetivo nuevo. No era un objetivo nuevo, era el mismo que no se había consolidado. Me llegó a decir después de no se cuántas sesiones que “teníamos mucho curro por hacer” (¿y todo lo que hemos estado haciendo hasta ahora, qué, no ha servido entonces para nada?). Me dijo que nos teníamos que centrar bien en el problema con esta persona cercana de la que os he hablado si quería resolverlo (cuando habíamos estado sesiones y sesiones hablando del tema, e incluyo habíamos hecho una regresión a la infancia), porque ella no me había insistido porque había visto que yo tenia mucho miedo a tocar ese tema. Creo que como profesional es ella la que tiene que guiar a sus clientes si ve que se estancan en alguna cosa y decirles: “aquí estás estancado, ¿qué quieres hacer?”. Decía que se me veía feliz y contenta cuando yo estaba sufriendo mucho por haber “despertado” estos miedos y no saber cómo afrontarlos. Y por supuesto, seguía con su teoría de las relaciones espejo.
Teoría que le viene de perlas para anularte el espíritu crítico. Porque por supuesto, si alguien te hace algo que te molesta, es porque tú haces algo parecido a otras personas. Es como si te estuviera diciendo que tú lo provocas, y que el más allá te está de alguna manera “castigando” por ello, y que no tienes derecho a que nada te moleste. Ya me diréis si eso es humano o no. Por supuesto, que si la cuestionas a ella es porque estás proyectando tu malestar interno, tu mal rollo, tu lo que sea en el exterior, en ella. Me dijo también que es posible lograr que nada te moleste en absoluto, que no sientas nunca miedo, ni malestar, ni tristeza. Solo alegría y amor. Me pareció surrealista. Somos seres humanos al fin y al cabo. Cuando le dije esto, me dijo que tendríamos que volver al coaching si mi objetivo era este, es decir, conseguir que las cosas “malas” no fueran motivo de un drama ni una depresión, sino que te molesten solo a un nivel “normal”. ¿Volver al coaching? ¿Si mi objetivo es este? Mi objetivo estaba definido y requetedefinido desde el primer día y no estábamos más que mareando la perdiz.
La última vez que la vi fue en un taller organizado por ella, que según ella me iba a ir muy bien, y que fue una sucesión de historias sin sentido: que ella canaliza (o sea que recibe mensajes de alguien del más allá), que hay seres de luz que son los que nos indican el camino a seguir, que si algo te molesta es porque tú has creado esa realidad, que con actitud positiva te puedes curar de un cáncer, que las energías matrix hacen milagros y maravillas, y un montón de cosas más, a cual más surrealista y disparatada. Habló de los niños índigo, de la reencarnación, de que elegimos a nuestros padres y todo lo malo que vamos a vivir antes de nacer. Decidí no volver más. Hice doce sesiones y podría haber hecho treinta y dos. Hace poco me he enterado que dice que viene del Planeta Sirio y que “los de allí arriba” la han enviado para que salve a la humanidad de sus males.
Me siento estafada a día de hoy porque, dejando de lado las creencias “extrañas” ella siempre había dicho que todas las demás corrientes de psicología y crecimiento personal no eran efectivas en absoluto. Y después de haber probado con la terapia gestalt, y después de haber hecho un curso de coaching he visto que dos terapeutas bien preparadas me dijeron el primer día y sin conocerme de nada, cual era mi problema y cual era el origen. Y por supuesto, lo que ella hace, no tiene NADA que ver con el coaching.
No quiero juzgar la mala fe o la buena fe de esta terapeuta, porque quizás esta persona esté sufriendo alguna clase de enfermedad mental y esta sea la razón de este comportamiento. No se si es que tiene una caradura que se la pisa o es que está enferma. Pero me gustaría que mi testimonio sirviera a otras personas a la hora de elegir terapeuta. Nada más.
Hay más personas afectadas por ella, pero yo solo hablaré en mi nombre. Cada cual, que explique su experiencia si le parece oportuno.