Ejercicios de respiración. La respiración profunda es un calmante muy accesible para reducir el estrés. Tiene numerosos beneficios para el cuerpo, incluida la oxigenación de la sangre, lo que ‘despierta’ el cerebro, relaja los músculos y calma la mente.
Meditación. La meditación se basa en la respiración profunda. Cuando meditamos, el cerebro entra en un espacio de funcionamiento similar al sueño, pero conlleva algunos beneficios adicionales como la liberación de ciertas hormonas que promueven la salud.
La meditación afecta al cuerpo exactamente de forma opuesta al estrés, vuelve el cuerpo a un estado de calma, ayudando al cuerpo a repararse a sí mismo.
Dedícale tiempo a aquello que te gusta. Todo el mundo somos buenos en algo. Encuentra aquello que sea de tu interés y dedícale el tiempo necesario para intentar ser el mejor en dicho hobby.
La visualización. La visualización de ti mismo haciendo bien las tareas que estás tratando de dominar funciona, por lo que puedes mejorar tu rendimiento a través de visualizaciones.
Autohipnosis. La autohipnosis tiene la ventaja de permitir la comunicación directa con su subconsciente para mejorar sus habilidades y abandonar los malos hábitos o sentir menos dolor.
Ejercicio. El ejercicio proporciona una distracción de las situaciones estresantes así como una salida a las frustraciones.
Relajación muscular progresiva. Al tensar y relajar todos los grupos de músculos de tu cuerpo puedes reducir la tensión en cuestión de minutos, sin entrenamiento o equipo especial.
Música. La musicoterapia ha demostrado numerosos beneficios para las personas estresadas. La música adecuada puede realmente bajar tu presión sanguínea, relajar tu cuerpo y calmar la mente.
Yoga. El yoga combina otras prácticas de manejo del estrés como la respiración, la meditación, la visualización y el movimiento.
El humor. Intenta relativizar tu día a día y no te tomes la vida demasiado en serie. Busca los aspectos humorísticos de todo lo que te rodea, ve películas de humor, escucha chistes.