Para mí el mayor reto es seguir sin creerme demasiado arriba por saber de estas cosas, y sin creérmelas tanto que empiece a desviarme de la realidad inmediata y deje de ver lo que tengo delante. Seguir descomplicando. Seguir sin meterme en el enésimo curso de moda, sin modificar mi vocabulario a cada rato, sin etiquetarme como maestro de tal cosa o practicante de tal otra... Seguir creando el espacio de autenticidad, vaya.
Todo esto que puedo aprender y manejar es circunstancial, y la persona que reciba tratamiento por mi parte ni siquiera tiene por qué creer en ello. Hasta puede llegar a rechazarlo muy fuertemente, y yo ahí ni me meto ni lo interpreto. No trato de justificar ni lo que hago, ni el rechazo que pueda generar.
Los demás están en su derecho de rechazar aquello con lo que no resuenen. Están en su derecho de rechazar hasta la responsabilidad si les sale de ahí mismo y les ayuda a dormir mejor por las noches... Pero lo que no rechazarán jamás es una oportunidad para estar cómodos en su propia piel y ser simplemente quienes son. Y eso sí que me importa. Es lo único que cuido.
Por demás... Yo sé un poquito de esto, aquello y lo otro, y con eso me vale. No siento la necesidad de saber de todo. Si veo que alguien necesita algo que no puedo darle, tengo suficiente humildad para dirigirle a quien puede dárselo mejor que yo, y me gano su confianza a cambio.
Un abrazo, familia.