Análisis Transaccional
Resumen de Análisis Transaccional
Según la Asociación Internacional de Análisis Transaccional, «El Análisis Transaccional es una teoría de la personalidad y una psicoterapia sistémica para el conocimiento y el cambio personal».
El Análisis Transaccional es un sistema de psicoterapia individual y grupal de carácter humanista desarrollado por el psiquiatra Eric Berne (1910-1970) cuya aplicación práctica la encontramos tanto en la psicoterapia clínica como en el desarrollo personal y también en el ámbito de la educación y de la empresa.
En tanto que teoría de la personalidad, el Análisis Transaccional nos ayuda a entender cómo es la estructura psicológica de la persona a través de su teoría de los Estados del Yo (Padre, Adulto y Niño) y del Guión de Vida que nos hace conscientes de cuáles son nuestras creencias limitantes y de cómo los patrones de conducta y relacionales aprendidos en la infancia determinan nuestra vida adulta.
La finalidad de la terapia Analista Transaccional es la Reparentalización que nos lleva a desarrollar un Adulto Integrado que nos permite abandonar nuestro guión de vida basado en las primeras decisiones, aquellas que tomamos cuando éramos niños como mecanismo de adaptación y de supervivencia, y que, en la actualidad, podemos estar repitiendo de manera inconsciente, creándonos infelicidad y sufrimiento. Al tomar consciencia de estas decisiones y tener un Adulto Integrado, abandonamos nuestro guión de vida y también los juegos psicológicos que lo refuerzan, alcanzando así una personalidad integradora.
«Juegos en los que participamos» (1964) es uno de los libros de Berne más conocidos en el que explica su teoría de la comunicación, de las relaciones que las personas establecen entre sí y de las necesidades no satisfechas que nos llevan a una comunicación inauténtica, originando los Juegos Psicológicos que refuerzan el Guión de Vida.
El Análisis Transaccional es una teoría de la personalidad y de las relaciones humanas. Prolongación del psicoanálisis, se interesa en la parte consciente y preconsciente de nuestra personalidad y nos ofrece un método concreto que nos permite comprender y cambiar lo que vivimos y sentimos en las relaciones con los demás.Eric Berne
Análisis Transaccional en detalle
¿Qué es el análisis transaccional?
Como teoría de la personalidad, el Análisis Transaccional nos proporciona una estructura psicológica de la persona que nos ayuda a comprender cómo funcionamos, cómo actuamos y cómo nos relacionamos e interactuamos entre nosotros, siendo una técnica terapéutica muy eficaz y poderosa para comprender por qué hay personas que cometen sistemáticamente los mismos errores, tienen los mismos problemas y manifiestan los mismos patrones de conducta y relacionales.
Tanto su modelo de los Estados del Yo como su teoría del Guión de Vida nos ayudan a entender cómo nuestros patrones conductuales y relacionales se originaron en nuestra infancia como un mecanismo de adaptación y de supervivencia y también nos permite propiciar el cambio ya que nos da los recursos y estrategias necesarios para redecidir nuestra vida como adultos en el aquí y ahora.
En este sentido, no es una teoría de la personalidad determinista. En la práctica terapéutica y en los talleres de desarrollo personal, se potencia a la parte adulta de la persona para permitirle desarrollar su autonomía y solucionar los problemas que se le planteen utilizando todos sus recursos.
Según el Análisis Transaccional, los componentes de la autonomía son la consciencia, la espontaneidad y la intimidad. Y para adquirir la autonomía, la persona tiene que revisar todas las creencias, los prejuicios y prohibiciones que ha recibido desde la infancia y que en la etapa adulta ha incorporado de manera inconsciente. A este proceso de alcanzar la autonomía, Berne le denomina la redecisión y reparentalización.
¿Quién es Eric Berne?
Eric Berne nació en 1910 en la Ciudad de Montreal (Canadá). Obtuvo el título de medicina y cirugía en 1935. Posteriormente, fija su residencia en Estados Unidos y en 1938 se licencia en Psiquiatría por la Universidad de Yale. La formación de Berne es principalmente psicoanalítica ya que es discípulo de Paul Federn (estrecho colaborador de Sigmund Freud) y de Erik Erikson, psicoanalista de la psicología del yo.
Ejerció como psiquiatra y formó un equipo de profesionales con los que compartía sus experiencias en la terapia grupal con la finalidad de desarrollar un modelo de psiquiatría social cuya base es el estudio de las interacciones entre las personas (transacciones) y sus estados del yo.
En 1961 publica «Análisis Transaccional en Psicoterapia» explicando su modelo de los Estados del Yo, su teoría de las transacciones y de la relación de ambos para explicar cómo somos, cómo pensamos, cómo sentimos y cómo actuamos, configurando nuestro guión de vida.
En 1964 Eric Berne fundó la ITAA (Asociación Internacional de Análisis Transaccional) para seguir profundizando en el desarrollo y aplicación del Análisis Transaccional.
Principios filosóficos del análisis transaccional
Todos nacemos bien, todos nacemos príncipes y princesas. Todos tenemos un cierto potencial humano que podemos desarrollar. Yo soy responsable de mi vida y decido, para bien o para mal, lo que es bueno para mí y lo que hago con ella. Todo el mundo (con solo algunas excepciones, como los graves daños cerebrales) tiene la capacidad de pensar. La gente decide su historia y su destino, y estas decisiones se pueden cambiar. En resumen, todos podemos cambiar en pos de la autonomía y tenemos los recursos necesarios para hacerlo. El objetivo del cambio en el marco del Análisis Transaccional es avanzar hacia la autonomía (la libertad del guión de la infancia) la espontaneidad, la intimidad, la resolución de problemas en lugar de evasión o pasividad, la curación como un ideal, no limitarse a hacer el progreso, el aprendizaje de nuevas opciones.
Eric Berne
El Análisis Transaccional, basado en la filosofía humanista, considera que «todos estamos bien». De ahí, se derivan tres principios filosóficos:
- Todos estamos bien. Por tanto, tanto tu como yo, somos valiosos, dignos y merecedores de amor en tanto que somos personas. Podemos no estar de acuerdo con lo que la otra persona piensa, hace o siente, pero su esencia como ser humano, queda intacta.
- Todo el mundo tiene la capacidad de pensar. Es decir, todos tenemos un potencial y una serie de capacidades y habilidades que nos permiten pensar y tomar nuestras propias decisiones de forma autónoma, con lo cual cada uno es responsable de su propia vida y de su propia felicidad. Por tanto, las personas somos libres. Ni yo dependo de ti ni tú dependes de mi.
- Las personas tienen la capacidad de cambiar y de redecidir sus vidas. En principio, todos estamos bien. Pero, en ocasiones, nos sentimos mal y actuamos de tal manera que nos generamos sufrimiento. Esto se debe a que revivimos situaciones de la infancia y reproducimos modelos de conducta aprendidos cuando éramos niños; es decir, actuamos según nuestro Guión de vida, según aquellas primeras decisiones tempranas e inconscientes acerca de nosotros mismos (de nuestra valía), de la de los demás y del mundo que nos hacen tomar decisiones y realizar acciones que nos hacen sentir mal, iniciando juegos psicológicos que lo retroalimentan.
La terapia basada en el Análisis Transaccional potencia el Estado del Yo Adulto de la persona para que pueda cambiar esas decisiones tempranas y así salir de su guión de vida y conseguir una vida autónoma y feliz, haciendo a las personas responsables de su propia vida.
Conceptos claves del análisis transaccional
1. El modelo de los Estados del Yo (PAN)
Un Estado del Yo podemos definirlo como un “sistema coherente de pensamientos y sentimientos, manifestado por las correspondientes pautas de conducta.” (Berne citado en Oller 1988) .
Berne diferenció tres Estados del Yo que son manifestaciones psicológicas de nuestra personalidad.
- El Estado del Yo Padre: Decimos que estamos en Estado del Yo Padre cuando me comporto, actúo o siento de manera similar a como lo hacían mis padres o figuras de autoridad para mi.
Por ejemplo, cuando de manera automática respondo como lo haría mi padre o tengo las mismas opiniones sin haberlas cuestionado. Como hombre puedo reprimir mis sentimientos porque nunca he visto a mi padre llorar. En este sentido, reproduzco una manera de ser y de actuar de mi padre. - El Estado del Yo Adulto: Decimos que estamos en el Estado del Yo Adulto cuando me comporto o actúo de manera objetiva, según lo que está sucediendo en el presente y con la información y los recursos de que dispongo. Es la parte más lógica de la persona, la que recaba información, se centra en los hechos, evalúa pros y contras, etc.
- El Estado del Yo Niño: Decimos que estamos en el Estado del Yo Niño cuando me siento o me comporto como lo hacía en el pasado cuando era un niño pequeño. En este caso, estoy reproduciendo patrones conductuales, relacionales y emociones de la infancia. Por ejemplo, cuando una persona adulta siente miedo ante el hecho de hablar en público, está respondiendo desde su Estado del Yo Niño porque podría estar reviviendo una situación de su infancia en la que se le ridiculizó en la escuela al tener que exponer la lección ante sus compañeros.
Para tener una personalidad integrada, conviene que seamos consciente desde qué Estado del Yo estamos sintiendo, decidiendo y actuando. Asimismo, tenemos que tener un equilibrio entre todos los Estados del Yo; es lo que Berne denominada Adulto Integrado pues necesitamos un Estado del Yo Adulto para solucionar de manera eficaz los problemas diarios, un Estado del Yo Padre con las normas de convivencia que nos permiten vivir en sociedad y la espontaneidad, creatividad e ilusión del Estado del Yo Niño para poder disfrutar de la vida.
2. Posiciones existenciales
En nuestro día a día, pasamos de un Estado del Yo al otro con mucha facilidad en función de lo que nos sucede, de las interacciones que tenemos con las demás personas, de cómo lo interpretamos y de cómo nos sentimos respecto a ello. De alguna manera, es como si en nuestro interior existieran distintos «yoes» o «personajes» que se van manifestando de manera inconsciente según las circunstancias.
La situación objetiva y concreta que está viviendo una persona, la interpreta según las creencias que tiene sobre ellas en función de las decisiones tempranas tomadas en su primera infancia. Berne habla de las posiciones existenciales que son consecuencia de estas primeras decisiones sobre nosotros mismos, los demás y el mundo. Decisiones que Berne define como “ciertas convicciones que el niño pequeño tiene sobre sí mismo y sobre la gente que le rodea”. Estas decisiones, si no son revisadas, quedan en el inconsciente y hacen que la persona adulta entre en su Guión de Vida.
Las posiciones existenciales pueden clasificarse en:
1. Yo estoy bien. |
3. Tú estás bien. |
2. Yo no estoy bien. |
4. Tú no estás bien. |
Cuando las combinamos, tenemos las cuatro posiciones existenciales que determinan las creencias sobre uno mismo, los demás y el mundo en general:
1. Yo estoy bien, tú estás bien. |
2. Yo no estoy bien, tú estás bien. |
3. Yo estoy bien, tú no estás bien. |
4. Yo no estoy bien, tú no estás bien. |
Estas posiciones existenciales determinan el valor que la persona se asigna a sí misma (autoestima) y a los demás. Una vez escogida por el niño, se convertirá en su marco referencial para interpretar el mundo y todo lo que le suceda y haga, confirmará esta posición inicial, configurando así el Guión de Vida.
En la terapia de Análisis Transaccional se potencia al Adulto de la persona para que que haga una redecisión que le lleve a la posición existencial sana:
Yo estoy +/- bien, tú estás +/- bien.
3. El Guión de Vida
El concepto de guión de vida junto al modelo de los Estados del Yo es la base del Análisis Transaccional.
El guión es un plan de vida.
Berne define el guión como «un programa en curso. Desarrollado en la primera infancia bajo la influencia parental, que dirige la conducta del individuo en los aspectos más importantes de su vida».
Hay una estrecha relación entre el guión de vida y las posiciones existenciales ya que desde pequeño, el niño con esas primeras decisiones está escribiendo su guión de vida. Todas las experiencias vividas de pequeño, todos los mensajes que le den sus padres y otros adultos para él importantes, las prohibiciones, los permisos, las expectativas que se tengan sobre él,... serán interiorizados por el niño y le llevarán a tener un concepto tanto de sí mismo, como de los demás y del mundo. Así decidirá si es una persona digna o no de amor, de si puede o no confiar en los demás o de si el mundo es o no un lugar seguro.
Esa decisión temprana le llevará a tomar una posiciones existencial concreta que determinará su guión de vida. Esa posición existencial y ese guión de vida condicionará su manera de interpretar el mundo, con qué tipo de personas se relacionará en el futuro y cómo responderá a los retos que se le presenten ya que la persona hará todo lo posible por reforzar su guión y confirmar su posición existencial.
De esta manera, una persona con una posición existencial de «Yo no estoy bien, tú estás bien», cometerá una y otra vez los mismos errores, fracasará en todo cuanto se proponga y buscará relaciones de dependencia que no le harán feliz pero que le permitirán ser fiel a su guión de vida.
El Análisis Transaccional permite a la persona ser consciente de su guión de vida y redecidirlo en tanto que la persona entiende que su niño tomó esa decisión existencial de manera inconsciente y a una edad en la que sus capacidades cognitivas e intelectuales no estaban totalmente desarrolladas y que, por tanto, pudo malinterpretar los mensajes parentales recibidos o las vivencias experimentadas. Así, por ejemplo, el hecho de que papá no jugará con él no es debido a que no le quisiera sino a que trabajaba muchas horas para que a la familia no le faltara de nada.
4. Las transacciones y los juegos psicológicos
Podemos definir transacción como un intercambio de comunicación entre dos personas.
Cuando dos personas se relacionan, los 6 Estados del Yo pueden estar implicados en esta relación. Por tanto, lo que sucede durante la interacción, lo podemos representar con líneas que van desde el Estado del Yo de la persona emisora hacia el Estado del Yo de la persona receptora y la posterior respuesta de ésta y así sucesivamente. Por tanto, hay un estímulo y una respuesta entre dos personas que llamamos transacción.
Asimismo, en toda transacción a parte de los Estados del Yo, tenemos que tener presente tanto el lenguaje verbal como el no verbal, la intencionalidad, etc. Todo ello hace que podamos dividir a las transacciones en distintos tipos:
- Transacciones complementarias: Damos la respuesta desde el mismo Estado del Yo al que se nos ha dirigido el emisor, siendo una respuesta esperada. De Estado del Yo Niño a Estado del Yo Niño, por ejemplo. A dice: “¡Hola! Me alegro de verte” y B responde: “¡Cuánto tiempo! Yo también me alegro”.
- Transacciones cruzadas: Damos una respuesta inesperada desde un Estado del Yo distinto al que nos ha dirigido el mensaje nuestro interlocutor. Por ejemplo, A dice: “¿Sabes dónde he dejado mi móvil?” y B responde: “¡Y yo qué sé! Eres un desastre, siempre perdiendo las cosas”.
- Transacciones ulteriores: En este tipo de transacciones intervienen simultáneamente más de un Estado del Yo y la persona envía dos mensajes distintos: el mensaje social (el visible) y el mensaje psicológico que se mantiene oculto y que, generalmente, se transmite de forma no verbal. Imaginemos que una vendedora le dice a su clienta; “Es la última moda... Tal vez es demasiado sofisticado para usted”, está enviando un mensaje que escuchado por el Adulto tal vez pensará: “Tiene razón” pero que escuchado por el Niño puede provocar que la clienta se sienta cuestionada y responda: “Es justo lo que me gusta. Me lo quedo”.
Normalmente, el mensaje social es del Estado del Yo Adulto a Estado del Yo Adulto y el mensaje psicológico es del Estado del Yo Padre al Estado de yo Niño o del Estado del Yo Niño al Estado del Yo Padre. Como nos resulta complicado atender a dos estímulos al mismo tiempo, normalmente el estímulo social es recibido por el Adulto pero el Niño o el Padre captan el estímulo psicológico y quedan afectados por él. Si dicho estímulo no llega a la consciencia del Adulto, no puede ser confrontado de manera conveniente, y la persona puede quedar “enganchada” en un proceso interno negativo que lleva a iniciar los juegos psicológicos.
Imaginemos la siguiente situación: Ana le pide a María que vaya a recoger a su hijo al colegio y que se lo lleve al parque mientras ella va al gimnasio. Es una situación que ya se ha repetido en más de una ocasión y María siente que su amiga se está aprovechando de ella. Desde su Estado del Yo Adulto, María piensa que tiene que hablar con Ana y decirle que no irá a recoger al niño, que tan solo cuente con ella en caso de necesidad pero no de manera sistemática. Pero desde el Estado del Yo Niño, María tiene miedo de hablar con su amiga porque teme perderla y desde su Estado del Yo Padre cree que debe ayudarla porque su madre siempre anteponía las necesidades de los demás a las suyas propias.
En el caso de Ana, que conoce la inseguridad y el miedo de María, si ésta le dice que no irá a recoger al niño al colegio, actuará desde su Estado del Yo Padre reprochándole que no es una amiga, iniciando así un juego psicológico.
Los juegos psicológicos se consideran artilugios de incomunicación porque en el fondo no hay ninguna intención de comunicarse, su única finalidad es reafirmar la posición existencial y el guión de vida. Berne los define como “explotadores y por ende, inherentemente malos desde el punto de vista existencial. Los juegos son una serie de transacciones ulteriores con un truco, que conducen a un final bien definido, aportando un resentimiento”.
En los juegos psicológicos, las personas que intervienen se mueven dentro de lo que Berne denominó el Triángulo Dramático, representando distintos roles: el de Perseguidor que juzga, critica y hace sentir mal al otro, el de Salvador, que aconseja de manera sistemática pero sin ayudar realmente al otro porque le niega la capacidad de poder pensar y decidir por sí mismo y el de víctima, la persona que se queja constantemente sin tomar ninguna decisión ni buscar una salida real a sus problemas.
5. La autonomía
La terapia basada en el Análisis Transaccional tiene como finalidad potenciar el Estado Adulto de la persona para que ésta se haga consciente de su posición existencial y de los juegos psicológicos que lleva a cabo para confirmar su guión de vida.
Potenciando al Adulto, la persona consigue salir de su Guión de Vida y alcanzar la autonomía, pudiendo revisar los mensajes recibidos durante su infancia y las decisiones tempranas acerca de si mismo y de los demás, abandonando los patrones conductuales y relacionales determinantes para que pueda redecidir sobre su vida y adoptar una posición existencial más sana basada en el “Yo +/- bien, tú +/- bien”. De esta manera, desarrollará todo su potencial y recursos, aprendiendo a pensar por si misma, a tener una visión crítica de la realidad, a detectar los juegos psicológicos y a expresar y gestionar de manera adecuada sus emociones y necesidades.
¿Cómo es la terapia en análisis transaccional?
La Terapia en Análisis Transaccional está orientada al cambio.
El Análisis Transaccional se basa en la idea de que todo el mundo puede pensar y que puede cambiar, redecidiendo su vida. Por tanto, en la terapia, se ofrece un espacio seguro y de protección, en el que hay una escucha activa y una comunicación abierta entre terapeuta y cliente para potenciar el Estado Adulto del cliente con el objetivo de que éste alcance su autonomía.
Entender los motivos de la infelicidad del cliente, revisar su infancia y los patrones conductuales y las creencias que le llevan a entrar en guión no es la finalidad última de la terapia sino el camino que nos permite tomar consciencia para propiciar el cambio al revisar todas esas creencias, decisiones tempranas y posiciones existenciales que permitirán a la persona redecidir su vida, entendiendo cuáles son los factores que le llevan a entrar en guión y cuáles los mecanismos psicológicos que utiliza para reforzarlo. Al tomar consciencia desde el Adulto de todo ello, en sus manos está decidir pensar, sentir y actuar de manera distinta.
Otra característica de la terapia basada en el Análisis Transaccional es que es una terapia contractual. Es decir, terapeuta y cliente firman un contrato en el que se establece el trabajo a realizar, cuál es la demanda de la persona, sus necesidades, el número de sesiones estimadas que durará el proceso (éstas son revisables en función de la evolución de la terapia) y los aspectos que la persona se compromete a cambiar. Se trata pues de un compromiso por ambas partes en el que el cliente se implica desde el primer momento en su proceso de cambio, no siendo un mero sujeto pasivo que recibe las indicaciones del terapeuta. Este método contractual es muy efectivo pues desde el primer momento, ya se está potenciando al Adulto de la persona.
En todo el proceso, el terapeuta potencia al Adulto de la persona, orientándolo, confrontándolo, ayudándolo a revisar su guión de vida, a tomar nuevas decisiones que le hagan más feliz y a desarrollar todos sus recursos en aras a convertirse en una persona autónoma con una personalidad integrada.
¿Qué ofrece el análisis transaccional?
- Recursos para el diagnóstico, la evaluación y la intervención en cualquier ámbito: terapéutico, empresarial, organizativo, educacional,...
- Una buena comprensión de la estructura y la dinámica de la personalidad a través de su modelo de los Estados del Yo.
- Un buen análisis de las relaciones sociales y una teoría de la comunicación gracias al análisis de las transacciones.
- Una buena comprensión de las motivaciones del comportamiento humano a través de su teoría de reconocimiento.
- Un profundo análisis de las interpretaciones subjetivas y de las distorsiones que hacemos tanto de nosotros mismos como de la realidad externa mediante el marco de referencia, las creencias y las posiciones existenciales.
- Una buena comprensión de los recursos psicológicos, emocionales y relacionales que utilizamos para mantenernos en nuestro guión a través de la teoría de los juegos psicológicos.
Por todo ello, el Análisis Transaccional no sólo es aplicable a la práctica clínica tanto individual como grupal, sino que también es muy eficaz en otros ámbitos de actuación como:
- Coaching para acompañar a la persona en un proceso de cambio y de crecimiento personal, potenciando todas sus habilidades sociales, emocionales, comunicativas,...
- Empresarial: Resolución de conflictos, motivación, liderazgo y gestión de equipo en tanto que cuenta con poderosos recursos de análisis para detectar los juegos de poder, para desarrollar habilidades comunicativas asertivas, para gestionar la estructuración del tiempo y ser más productivos, para motivar al equipo,...
- Educación: formación del profesorado pues el docente pasa muchas horas con sus alumnos y se vuelve un referente para ellos. Un profesor formado en Análisis Transaccional será un líder para su alumnado capaz de acompañarlos en su proceso de autonomía y formación personal ya que sabrá motivarlos, darles el reconocimiento que necesitan, detectar los juegos psicológicos que se den en el aula y crear un ambiente apropiado para el aprendizaje y el desarrollo personal.
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Begoña Serra es terapeuta y coach transaccional con amplia experiencia, formada en Análisis Transaccional y Terapia Transpersonal. Es coach especializada en inteligencia emocional, análisis de las dinámicas relacionales y gestión de conflictos. Conferenciante y escritora.