"Nadie regresa intacto", dice un hermoso verso de la poeta Valentina Lara (Lemotbulle). Todas,conscientes o no de ello, guardamos en el cuerpo y en lo más profundo del corazón las huellas del esfuerzo cotidiano y milenario para poder ejercer el legítimo derecho para decidir sobre nuestras vidas, nuestros bienes, nuestros sueños, nuestros cuerpos, para poder ser.
La psicoterapia y la psicología, como otras áreas de conocimiento, no han contemplado la singularidad del "ser mujer" en el mundo hasta hace muy poco. Nuestros malestares como mujeres han sufrido del prejuicio y la invisibilidad. Se nos sobremedica, se nos patologiza se nos abandona y trágicamente se nos responsabiliza por presentar síntomas de un padecimiento congruente con el daño que recibimos.
La salud de las mujeres y la salud emocional y psicológica de las mujeres requieren con urgencia de una perspectiva de género que ayude a las mujeres a contextualizar, comprender y legitimar su padecimiento para conquistar el derecho a poder ser quienes somos sin tener que arrastrar el lastre de la culpa, la soledad o la vergüenza cada vez que queremos poder atender nuestra diversidad en libertad. Ser mujer, cada una la que quiera ser, no sólo madresposas,cuidadoras, buenas, sufridas. Poder tener éxito financiero, sexualidad libre y plena, escuchar el sueño de nuestro corazón y reunir todo lo mejor de nosotras para concretarlo en el mundo con agresividad creativa, sin sentirnos malas o egoístas, sin tener que encarnar un cuerpo ideal, una juventud eterna, una sonrisa permanente a costa de ansiolíticos, dietas salvajes. Conquistar el territorio del placer es posible para todas.
Con mucho gusto, con toda mi experiencia como mujer y profesional de la salud, pondré al servicio de tu bienestar y de tu libertad todas las herramientas y talentos que la vida me ha regalado y yo misma he desarrollado y sigo desarrollando. Crearemos un espacio de diálogo, de encuentro honesto en el que la comunicación, la comprensión y una mirada creativa, confiada y profunda se pongan al servicio de tu libertad y tu alegría de ser.
Un abrazo cómplice, Elena Ruano