La biodanza se rige por el principio biocéntrico, es decir, el centro de la existencia es la vida y la hemos de respetar y cuidar como algo sagrado. La biodanza exalta el goce de vivir.
En biodanza siempre se trabaja en grupo, donde, a partir de unos ejercicios predeterminados y una música cuidadosamente seleccionada para cada ejercicio, se van a despertar emociones y experimentar vivencias únicas e irrepetibles. Estas experiencias son las que permitirán una transformación interna.
Se trabaja holísticamente pasando por cinco líneas de vivencia: Vitalidad, Sexualidad, Creatividad, Afectividad y Trascendencia. Cada línea de vivencia contiene sus propios ejercicios. Además, en biodanza tenemos las categorías de movimiento que están relacionadas con la existencia humana. Esta conexión movimiento-existencia proporciona información relevante a los participantes de una sesión.
El trabajo con biodanza es progresivo. Lo ideal es asistir regularmente a clases semanales para tener unos días en los que asimilar el trabajo realizado y observar cómo afecta a tu vida diaria. La biodanza es terapéutica y el trabajo se realiza desde la parte saludable de las personas: Se potencian todas las cualidades innatas, que a veces tenemos dormidas. Se trabaja la integración, tanto dentro de cada uno como con los demás; que la parte mental, emocional e instintiva se integren en una unidad, que es lo que originalmente somos y a lo largo de la vida hemos olvidado y desintegrado.
Una clase dura alrededor de dos horas. Tiene una primera parte de "intimidad verbal" en la que los participantes que lo deseen comparten sus vivencias de la clase anterior y cómo han llevado esa experiencia a su semana. En la segunda parte se trabaja con el movimiento, realizando los ejercicios que el facilitador va indicando. Algunos se hacen individualmente, otros en pareja y otros en grupo. En esta segunda parte no se habla. Estar en silencio nos ayuda a prestarnos atención a nosotros mismos y realmente vivenciar las sensaciones que se puedan producir en cada momento. Con la palabra nos escapamos de vivenciar ese sentir y se pierde la esencia de la biodanza.
La entrega es primordial en este trabajo. Entregarse es abrir una puerta de dos direcciones. A través de ella llegas a los demás y los demás pueden entrar en ti.
Cada persona que empieza a hacer biodanza tiene un bagaje vivencial diferente. Aquí no se trata de sanar algo en concreto sino que se trabaja desde la parte sana, se potencian nuestras cualidades, por lo tanto, no hay prescripciones de la cantidad de sesiones que cada uno necesita. Practicar la biodanza es saludable, cada sesión aporta algo, y la persona decide si quiere continuar.
Facilitadora de Biodanza por Vitor Lemelle en la "Escuela de formación de Biodanza "Otra Mirada" " Madrid 2012-2014
Extensión de Biodanza, "La biodanza y los Cuatro Elementos" por Vitor Lemelle en el "Cenrto de terapias alternativas "Alalba" " Vitoria 2013-2014.