Existen muchos problemas visuales que no se corrigen con corrección óptica (gafas o lentillas), sino que la mejor opción es la terapia o entrenamiento visual.
La terapia visual comportamental o neurocognitiva trata de corregir deficiencias visuales como: estrabismo, ambliopía u "ojo vago", diplopia o visión doble, problemas de enfoque, problemas de aprendizaje relacionados con la visión... Mediante la realización de ejercicios personalizados que se realizan en consulta (1 hora) y en casa (todos los días 15 min). Estos ejercicios tratan de sacar el máximo potencial de su visión y mejorar la binocularidad (coordinar ambos ojos) de la mejor manera.
Esta terapia tiene especial importancia para niños que no rinden de acuerdo a su potencial debido a alguna disfunción visual, que pasa desapercibida en los exámenes visuales rutinarios.
Es necesaria la realización de un examen visual completo y una evaluación perceptual para detectar muchos de los problemas visuales y perceptuales más frecuentes que sufren los niños y muchas otras personas.
Los optometristas "comportamentales" tratamos al paciente como un todo, un conjunto de sistemas y sentidos conectados entre sí que interactúan unos con otros. Por eso, el mejor programa de terapia visual es aquel que integra el sistema visual (movimientos oculares, acomodación, convergencia y divergencia, visualización, memoria visual, percepción visual de formas...) con los demás sistemas del cuerpo (vestibular, propioceptivo, táctil, auditivo...).
Siempre trabajamos desde la consciencia. De esta manera se busca crear nuevas vía neuronales o reforzar las ya existentes, para enseñar al cerebro a ver. la visión no está en los ojos sino en el cerebro.
La duración del programa de terapia varía en función de la disfunción visual, edad, el trabajo y la motivación del paciente.