A lo largo de mi crecimiento espiritual he entendido varias cosas. Número uno: Respira si quieres reconciliarte contigo mismo (a).
No importa lo doloroso que sea el proceso. Respira. Ámalo. Vívelo. Entiéndelo. Supéralo y lo mejor transfórmate en aquello que siempre has sido. La expresión máxima de la divinidad en la tierra.
Tu desafío es amar aquello que más te desagrada de ti, de tu vida y de los demás.
Entender que nada ha sido dejado a riendas sueltas. Todo tiene un inicio y todo tiene un final.
Namasté.
Te invito a acompañarme a mi en tu propio crecimiento. Sí como lo lees. Yo y los maestros, guías espirituales seremos espectadores de tu propia existencia.
Ese es el trabajo que hago como orientadora espiritual, canalizada de los seres de luz y hermana de ellos.