Como superé el mobbing laboral gracias al reiki
Siguiendo el principio del Sensei Usui “Sólo por hoy seré agradecido”, hoy puedo decir que doy las gracias a las dos personas (un jefe y una compañera) que me hicieron sufrir porque esa situación me hizo avanzar en el Reiki y en mi crecimiento personal para resistir la situación. El Reiki me ayudó a convertir una adversidad en una oportunidad para crecer.
El mismo día que entré en la empresa ya esa misma tarde estaba metiéndome de nuevo en las plataformas de búsqueda de empleo para cambiarme, así que imaginaros... fue año y medio de infierno, pero a la vez fue año y medio de gran aprendizaje en todos los niveles.
Para liberarme de la situación, aparte de darme autotratamiento todas las noches para quitarme la ansiedad y la angustia que tenía, también lo apliqué para que estas personas me dejaran en paz y, por otro lado, encontrar otro trabajo donde yo encajara.
Envié Reiki a la situación, para que los maltratadores sólo se acercaran a mí para hacerme el bien: escribí en un papel su nombre y apellidos y les aplicaba reiki todos los días diciendo la siguiente frase: “Pido que X sólo se acerque a mí para hacerme el bien”. Esto lo apliqué ya al final de mi estancia y fue asombroso porque sólo bastaron un par de sesiones para que surtiera efecto (¡la pena de no haberlo hecho antes!).
En paralelo también enviaba reiki para encontrar un trabajo adecuado, adaptado a mis necesidades, con un jefe bueno, en empresa solvente, buen ambiente, sueldo x, y blá, blá, blá... y os prometo que el universo me compensó con exactamente el puesto de trabajo que yo había diseñado y hoy en día sigo siendo muy feliz donde estoy.
Quiero decir a todas aquellas personas que en este momento están sufriendo acoso laboral que sepan que se sale de la situación y que yo lo superé y hoy en día trabajo en un sitio maravilloso con un jefe estupendo, buen ambiente... sigo encontrándome con obstáculos en mi camino, pero ahora los supero con más calma y claridad mental. Es más, después de haber estado en el infierno, valoro el cielo y ningún lunes se me ocurre quejarme, ni tengo síndrome postvacacional…
¡Mucho ánimo!