Acercándonos al subconsciente, parte 1
Dentro de mi formación sobre Autosugestión, abordo el concreto de subconsciente.
Podríamos definir al subconsciente como “aquella instancia de la personalidad donde se depositan todas las experiencias y aprendizajes adquiridos desde el inicio de la vida, y sus contenidos emocionales asociados”.
En realidad, la energía psíquica original, con la que el bebé viene al mundo, y a la que llamamos “Ello”, de entrada, o "Id" en palabra de Freud, no está diferenciada del mundo. En la medida en que es así, podemos decir que no existe conciencia de sí, y por lo tanto confirmamos que la energía psíquica original es inconsciente.
Nos hemos de dar cuenta por lo tanto de la fuerza que eso tiene, por ser la fuente de toda la energía psíquica posterior y porque es la más antigua de la que disponemos.
La importancia del subconsciente
Conforme la persona mejora su fisiología de la percepción, y además tiene experiencias que puede identificar como exteriores, se va diferenciando y conformando el pre-consciente y luego, un consciente completo.
Por lo tanto, parte de la importancia del inconsciente reside, como he dicho, en que es la energía original del Ki psíquico y, atención a este dato: almacena toda la experiencia “desde el inicio”.
Cuando un aprendizaje se incorpora como automatismo, decimos que pasa a ser dominado por el inconsciente. Aunque debemos diferenciar que en este caso, siempre podemos acceder a ese conocimiento, mientras que las experiencias que no son aprendizajes, no siempre son accesibles pues cuando el consciente crece, la norma también lo hace, y no permite contenidos, ideas, deseos, que no son aceptables por la norma.
Eso significa que resta inaccesible en el inconsciente. Sin la mente subconsciente (MS) no podríamos existir como seres humanos.
Es sencillo de entender. ¿Te imaginas qué sucedería si sólo existiera la mente consciente (MC)? ¿Cómo podríamos estar hablando o trabajando en algo y al mismo tiempo dirigiendo los latidos del corazón, la respiración y la digestión? ¿Te has parado a pensar las miles de órdenes que tiene que elaborar el cerebro para realizar un simple movimiento muscular, necesario para cualquier acción o movimiento?
Mientras duermes, la mente subconsciente sigue dirigiendo todo el mecanismo orgánico: la digestión, la respiración, la circulación sanguínea, la regeneración celular, etc. Sin la mente subconsciente moriríamos, pues al perder la conciencia durante el sueño, las funciones vitales del organismo se pararían. Además en el momento del sueño o también llamado onírico, el inconsciente aprovecha para manifestar aquello que no puede cuando el consciente vigila y no tolera por la norma.
En los sueños podemos observar deseos intolerables, que se camuflan en forma simbólica, miedos y reproducciones de experiencias diarias. Efectivamente, ocurre de forma simbólica, no directamente en muchas ocasiones, para poder elaborar, vivir, etc., con una cierta tolerancia aquello que la norma no me permite. Se realizan deseos o se enfrentan miedos, en esa actividad onírica, aprovechando que la censura disminuye, pero sin llegar a ser del todo claro, evitando o engañando a la censura de esta forma, con el simbolismo.
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