El cuento de la naranja
Al respecto de la toma de decisiones, un aspecto de mucho peso es disponer de toda la información, o en lenguaje más próximo al proceso “disponer de todos los elementos”, que aún incluya algunas cosas más.
Lean con atención la discusión sobre esta fantástica naranja:
“Dos personas discutían duramente por la posesión de una naranja, ya que ambos la necesitaban para lo que estaban realizando. Se decidió llevar el caso a la corte, un juez debía tomaría una decisión para solucionar el conflictos. El juez tomó la decisión:
La naranja se partiría por la mitad y se entregaría una mitad a cada uno.
La decisión fue ejecutada por orden de dicho juez, después de haber llamado a ambas partes a que acudieran a escuchar el veredicto.
Esta decisión era obvia, sin embargo, ninguno de los dos quedó satisfecho. Entonces, una de las personas que se encontraba en la audiencia, se levantó, y pregunto a cada uno de ellos para que querían la naranja.
- El 1º, quería la cáscara de la naranja para hacer una tarta.
- El 2º, quería la parte interior para hacerse un zumo.
Si se repartiera la naranja como ambos pedían, la solución dejaría satisfechos a ambas partes.
Si bien es cierto, que no se le ocurrió a ninguno de los dos como primera opción”.
Bien, no solo no se les ocurrió a los dos, lo que implica discutir sin tener claro lo que la otra parte dice, sino que en segunda instancia, el juez no supo tomar la decisión.
El momento culminante lo protagoniza el juez, que no sabe tomar la decisión. ¡Es él quien puede tomarla, pero actúa repartiendo, sin atender a toda la información!
- Importante conocer el lenguaje de la otra parte. Puede que no entiendas bien lo que expresa, pon atención en el significado de lo que se cuenta, ponte de acuerdo en los términos.
- Atiende a la necesidad del otro, los medios, su contexto.
- Antes de tomar una decisión, averigua qué se gana o se pierde por ambas partes, o si no hay tales partes, atiende a ganancias y pérdidas en general.
El dato ausente en el ejemplo, es la finalidad, para qué lo quieren. Significa que nadie disponía de toda la información, se ignora qué se pierde y gana, al respecto de cada uno de los aspirantes a la naranja.
Había acuerdo en el lenguaje, pero nadie conocía la necesidad distinta de cada uno al respecto de la naranja. Además, toda la energía estaba centrada en solucionar la violencia asociada al deseo de “tomar y querer”, pero no en el motivo último de ese frenesí.
Poner los medios para la toma de decisiones es relevante: necesitamos las condiciones mínimas para poder escuchar con atención y paciencia, ponernos de acuerdo en términos, conocer necesidades etc. tal como he comentado.
Si no dispongo de medios y tiempo para el espacio de comprensión y atención, se producirán decisiones erróneas.