El liderazgo
Cuando nos referimos a un líder, todos pensamos que entre sus habilidades personales encontraremos su capacidad para comunicar, para motivar al grupo y para gestionar los conflictos que puedan surgir.
Todas estas cualidades son importantes para que una persona sea un buen líder porque el liderazgo, al igual que la autoridad, no se imponen sino que se ganan ya que el grupo confía y respeta a su líder porque éste es una persona equilibrada, justa, asertiva, que tiene las ideas claras, auténtica, con capacidad para la escucha y el dialogo. En resumen, es una persona con una sólida autoestima.
No puede haber liderazgo sin autoestima
Por tanto, un líder es aquella persona que tiene el liderazgo de su propia vida, lo que implica hacerse cargo de sí misma y tomar sus propias decisiones sin buscar la aprobación de los demás. Un líder es una persona con una autoestima sólida, que se conoce a sí misma y que confía en sus habilidades y capacidades.
Para llegar a ser un buen líder, es imprescindible realizar un trabajo de crecimiento personal centrado en dos aspectos principales:
- El autoconocimiento y empoderamiento.
- La educación emocional y la comunicación asertiva.
Un buen líder se conoce a si mismo, sabe responder a la pregunta de “¿quién soy?” y se conoce de una manera realista y objetiva, siendo consciente de cuáles son sus habilidades, fortalezas y puntos fuertes pero también sus aspectos a mejorar, debilidades, inseguridades y vulnerabilidades.
Este autoconocimiento, junto con la humildad propia de un buen líder, le permite buscar ayuda si la necesita y reconocer que estamos en constante evolución y aprendizaje.
De nada sirve querer esconder aquellos aspectos que no nos gustan de nuestra personalidad o de nuestro pasado, porque ellos también nos definen y nos hacen ser la persona que somos.
Conocerse y aceptarse tal como somos, con aquello que nos gusta y con lo que nos disgusta, nos permite tener una autoestima sólida. Y cuando nos queremos tal y como somos, es cuando nos empoderamos y nos respetamos a nosotros mismos.
Y precisamente, desde ese empoderamiento y respeto profundo hacia nosotros mismos, nuestras opiniones, emociones, necesidades... conseguimos el liderazgo de nuestras vidas porque solo desde ese profundo respeto sabremos encajar las críticas de los demás de manera constructiva sin que quede en entredicho nuestra autoestima.
Cuando conseguimos llegar a este nivel de conciencia, podemos gestionar grupos porque seremos capaces de no entrar en los juegos psicológicos, en los chantajes emocionales y sabremos decir que NO cuando sea necesario y poner límites.
Por tanto, el camino hacia el liderazgo pasa por estas fases:
- Autoconocimiento
- Autoestima
- Autorespeto
- Empoderamiento
- Liderazgo
Liderazgo y educación emocional
Un buen líder también necesita motivar y gestionar a su grupo, ganándose la autoridad. Para ello tiene que ser un buen comunicador y tener una buena educación emocional.
En todas las relaciones interpersonales, hay un gran abanico de emociones que mal gestionados pueden provocar numerosos conflictos. Es función del líder conocer cómo funciona la mente humana, por qué se inician los juegos psicológicos, qué beneficios se persiguen y qué papel juegan tanto las emociones como la necesidad de reconocimiento en las relaciones humanes y en todo grupo.
El Análisis Transaccional estudia a fondo el funcionamiento de las relaciones interpersonales y los mecanismos de los juegos psicológicos.
La teoría del Triángulo Dramático de Eric Berne con los roles de Perseguidor, Salvador y Víctima ayuda a aquellas personas que deseen ser líderes en sus empresas o en otros grupos a tener un liderazgo positivo en ares del buen funcionamiento del equipo.