Se ha puesto interesantísimo el tema que has iniciado, Jose. Gracias por sacarlo.
Por seguir un orden, respuesta a tu pregunta. Qué nos impide ser felices y plenos.
Desde la experiencia personal, la felicidad genuina es algo estrechamente ligado a la libertad personal individual de todas las personas: es como decir que no podemos ser completamente felices si sabemos que no todo el mundo es libre como para también poder serlo. El mundo en el que vivimos, dista mucho de ser realmente un mundo del que podamos presumir en este sentido. Así que, de partida, tal como lo vemos, la felicidad absoluta estaría hoy 2015 un poco lejos aún. Puede que una parte de ese vacío que se ha mencionado lo podamos atribuir a esto.
En cuanto a algo más parcial, más individual específicamente, felicidad y plenitud si nos parece que van bastante unidas. Lo que suele diferir es lo que consideramos plenitud cada ser humano, y está bastante determinado por la cultura, las vigencias, incluso las modas.
Para alguien que dé mucho valor a nuestra dimensión biológica por ejemplo, la supervivencia ya puede de por si considerarse bastante plenitud, si nos damos cuenta de que estamos vivos, claro. Aparentemente de eso ya trata de encargarse el estilo de vida consumista y hedonista (papel de regalo de una existencia en realidad neo-esclavista y de servidumbre muchas veces), pero si bien potencia el vivir a tope para disfrutar, también reniega maníacamente de los aspectos negativos de la existencia, inevitables, y hasta cierto punto cíclicos como parecía sugerir Sergio. Cada tiempo y cultura tiene su relato sobre el buen vivir, muy vinculado a la plenitud en el sentido del máximo desarrollo de las potencialidades de cada persona. El relato hegemónico actual dista mucho de potenciar las virtudes humanas. No está de moda ser la mejor versión de uno mismo.
Y es que, un problema, entre varios, que presentamos de fábrica los humanos, es que venimos al mundo sin programar, sin una base, desfondados como diría Luis Cencillo, y toda nuestra capacidad de obrar, optar, pensar... nos viene dada de fuera, por la educación y la cultura, con lo cual, por supuesto, sí, la felicidad nos la construimos, como tantas otras cosas. Incluso la supervivencia no es una programación claramente, o de lo contrario no habría suicidios…
Así que resumiendo, y recogiendo también aportaciones ya hechas. Cada cual puede encontrar su forma de ser feliz, y de vivir, y normalmente no valen las fórmulas de otros. Tener ese criterio propio que decía Sergio, funcional, ya es una gran parte del trabajo, y ser capaz de contemplarlo como un proceso, o un horizonte al que nos dirigimos, ya ayuda a darnos cuenta de cuándo parcialmente somos ya felices y plenos, en unos momentos y coordenadas concretos, aquí y ahora. Momentos en los que si somos capaces de fijarnos, ya somos lo que queremos ser y tenemos lo que queremos y necesitamos verdaderamente.
Saludos y encantados de participar y aprender en este foro.
(Iñaki, de PAIDEIA)