Hay violencia en el mundo. Partiendo de esa base, tener a las personas en un colchón de plumas es tan perjudicial para ellas como el terrorismo emocional subliminal de los medios de comunicación.
Decía por ahí un dicho que es mejor ser un guerrero en un jardín que un jardinero en la guerra. Relativizando mucho el asunto, soy de la opinión de que somos capaces de proporcionar una aproximación a cualquier aspecto de la realidad lo bastante sana. Si se hace con la sexualidad, no veo por qué no sea posible con la violencia también.
Hasta ahora lo más típico que se ve es lo de "no pegues a otras personas, pero si te pegan a ti no te quedes quieto". Nos pensamos que los niños son tontos y les van a sentar peor los gritos y golpes que vean en la tele que los que nos damos nosotros mismos en casa. Y que esos juegos y series que le exponen de una forma o de otra a la sociedad tienen más influencia que su fuente de socialización primaria.
Si por algo me gusta la serie de South Park es porque su premisa principal es que los niños suelen ser más maduros que los propios adultos, a su manera. La rigidez de las normas y opiniones que pesan tanto siendo mayor, a ellos no les afectan tanto. Y sí, no dejan de insultar y putearse, hay un niño racista y otro que siempre acaba muerto, y mucha crítica social. Es horrible en la superficie y genial en su conjunto.
A lo que iba, antes de irme por las ramas... Hay una gran posibilidad de que tanta exposición a la violencia termine por normalizarla e insensibilizarnos. Y esa posibilidad decrece según el discurso que construyamos en torno a ella. Se ha hablado de violencia de género, por ejemplo. Resulta que los países del Este de Europa, que son los que tienen las mejores políticas en torno a violencia doméstica (la voz "de género" es desaconsejada aunque sea la que se haya presionado para usar legalmente), son países con mayores tasas de muertes por violencia intrafamiliar, de todos los tipos. Han descubierto que hay un nivel base irreductible y que, franqueado ese nivel, cualquier acción es inútil y redundante. Dicho llanamente: siempre se darán casos, aunque sean pocos. Y podemos desgañitarnos queriendo que sean cero, pero es altamente improbable que lo logremos. Tened en cuenta que son países con climas muy lúgubres que obligan a pasar demasiado tiempo recluidos en familia, con lo que aumentan las posibilidades de tensiones que desembocan en violencia.
Todo esto lo digo sin posicionarme y sin acritud. Se pueden consultar informaciones sobre ello si se busca bien, aunque suelen ir en contra del discurso habitual en la materia.
Por eso, por mi parte, antes que entrenar a las personas en comunicación no violenta y adoctrinar en tolerancia ante las agresiones, acudiría a principios embebidos en las artes marciales como son el respeto, el honor, la cortesía, la disciplina. Siempre es mejor conocerla, reconocerla y saber actuar dignamente cuando se produce que verse envuelto en ella sin comprenderla ni saber conducirnos adecuadamente.
No sé si esto os deja mucho alimento para pensar y abrirá bastante el debate, pero en algo hay que contribuir.
Un abrazo, familia.