Lo sutil en la salud
En estas épocas del año en las que abundan los propósitos para el año que comienza, son recurrentes aquellos propósitos relacionados con mejorar la salud, como ir más al gimnasio, dejar de fumar o comer más sano.
La salud global en realidad es el resultado de una infinidad de variantes pequeñas y grandes que se van sumando. Solo con ir al gimnasio no estaremos sanos; por comer mejor no evitaremos la enfermedad. Esto no significa que emprender tales propósitos no sirva, sí que sirve, pero para ser más eficaces a la hora de promover la salud es útil ver los grandes apartados que la conforman y tener presente que su efecto siempre es acumulativo y retardado.
Los cinco grandes de la salud
Los grandes apartados que podemos modificar conscientemente para mejorar la salud son la alimentación, la respiración, el ejercicio, el estado interior positivo y el descanso. Es fácil entender su relación con la salud, sin embargo es importante explicar los dos apartados menos evidentes: la respiración y el estado interior positivo.
La respiración es una función del cuerpo que sucede de forma automática pero que también puede hacerse de forma voluntaria. La respiración inconsciente tiende a ser cada vez más superficial y limitada; Sucede por la atrofia de los músculos que intervienen en el movimiento de los pulmones, y también por las tensiones emocionales o psíquicas que bloquean (inconscientemente) el movimiento natural del diafragma. Una respiración profunda y completa, mejora nuestra salud física, la disposición emocional y el estado psicológico: nos tranquiliza para actuar con más conciencia en beneficio global de nuestro bienestar, motivo por el cual muchas terapias se han interesado y focalizado en tratar la respiración.
Pero uno de los apartados más determinantes para la salud es el estado interior positivo. Este incluye a las emociones y a los pensamientos, sobre todo a aquellos que son repetitivos. El pensamiento negativo y destructivo, las pre-ocupaciones (literalmente ocuparse antes de tiempo), el rencor al pasado, el miedo al futuro, la no-aceptación de la realidad, merman las defensas naturales del cuerpo, reducen la vitalidad, dificultan el descanso regenerador, y, en última instancia, se somatizan.
En cambio, un estado interior positivo donde se fomenta la alegría sin motivo, la paz con uno mismo, la búsqueda del lado bueno de las cosas, ayuda a la vitalidad y a la salud, más allá de lo que racionalmente podemos entender.
Efecto retardado y acumulativo
Un impedimento para cuidar la salud está relacionado al hecho de que las acciones con las que la perjudicamos producen efectos de forma retardada. Por ejemplo, si después de fumar un cigarrillo comenzarán inmediatamente las dificultades para respirar y los problemas de cáncer de pulmón, nadie fumaría; si por no hacer ejercicio una semana, inmediatamente sintiéramos la agilidad del cuerpo drásticamente reducida, no pasaría semana sin que le dedicásemos un mínimo tiempo a alguna clase de ejercicio.
Pero la realidad no es así, ya que equivocadamente nos da la impresión que pequeñas acciones que hacemos en la rutina NO afectan la salud, pero lo hacen, y más aun cuando estas acciones se van repitiendo a lo largo de toda una vida.
Otra forma de entender lo anterior es por medio de la diferencia entre “benéfico” y “apetecible”. Apetecible es algo ligado al instante; benéfico es algo vinculado a sus consecuencias. Apetecibles son muchos alimentos que sabemos que no son benéficos para la salud; y así con infinidad de situaciones antes las cuales tenemos que escoger entre varias opciones, entre un efecto retardado u otro.
Cada persona ha de buscar qué es lo mejor para su salud en cada uno de los grandes apartados con los cuales podemos afectarla conscientemente. No a todos les sirve la misma alimentación, ni el mismo ejercicio, así que lo mejor –y bastante fácil hoy en día- es informarse para tomar decisiones lo más conscientes posible, probarlas durante un cierto tiempo, y sacar conclusiones propias según el grado de salud y bienestar percibido.