Cómo salir de una relación tóxica
Las relaciones tóxicas pueden darse en el ámbito de la pareja, en relaciones familiares, de amistad, de compañeros de trabajo,... Son relaciones en las que no nos acabamos de sentir bien porque la otra persona nos manipula, nos intenta hacer sentir culpables y eso nos roba energía.
Lo curioso es que, aunque nos sentimos mal, no somos capaces de romper la relación porque si lo intentamos o le expresamos a la otra persona nuestros sentimientos, ella utiliza el chantaje emocional con frases del tipo: «¿Cómo puedes hacerme esto...», «Con lo que yo te quiero», «Ya sabía yo que esto no podía ser... fíjate, con todo lo que he hecho yo por ti...» y nosotros quedamos atrapados en la culpa y nos decimos que no es para tanto, que tenemos que ser más pacientes y aguantamos, esperando que la relación mejore. Pero las cosas no mejoran y nos sentimos atrapados en una relación que nos genera sufrimiento. Podemos decir que estamos «enganchados» a esa relación tóxica.
Las relaciones tóxicas conllevan un gran desgaste emocional que puede afectar seriamente a nuestra salud. Invertir tanto tiempo y energía en negarnos a nosotros mismos, intentando ser y hacer lo que la otra persona nos exige para evitar que se enfade y en autoengañarnos pensando que de esta manera vamos a salvar la relación, tarde o temprano nos pasará factura.
Cuando estamos en una relación tóxica, anteponemos las necesidades de la otra persona a las propias, hacemos todo aquello que quiere para complacerla, negamos nuestros propios sentimientos, dejamos de hacer aquellas cosas que nos gustan si no son del agrado de la otra persona y vivimos en una tensión constante porque tememos que se enfade y que aparezcan los reproches. Poco a poco, vamos negando nuestra propia identidad y, de alguna manera, desaparecemos. Emergen sentimientos de culpa, de tristeza, de frustración y de impotencia que repercuten negativamente en nuestra autoestima y autoconfianza.
¿Por qué nos mantenemos en relaciones tóxicas?
La principal causa que nos lleva a tener una relación tóxica y a no ser capaz de salir de ella es nuestra autoestima.
En una relación tóxica, las dos personas tienen una autoestima baja y buscan a una persona que les haga sentirse bien, estableciendo lo que se conoce como relación de dependencia emocional. Es decir, ambas partes tienen una serie de carencias emocionales, miedos e inseguridades que no saben gestionar y buscan en la otra persona alguien que les solucione esos problemas, es decir, a un salvador.
En la Terapia basada en el Análisis Transaccional, se dice que en las relaciones de dependencia emocional, las personas no han desarrollado su parte Adulta con lo que no se sienten capaces por si mismas de afrontar las circunstancias que les depara la vida, no son autónomas y, por tanto, buscan a una persona que les haga de «padre» o de «madre», a un salvador que les proteja, las cuide, y les den el amor que tanto anhelan.
En una relación tóxica siempre hay dos partes. Por un lado, tenemos la persona dependiente que necesita de la otra para calmar sus múltiples miedos: miedo a sentirse sola, a que no la quieran, al abandono, a no ser capaz de salir adelante por si misma,... Para ello se coloca en una posición de víctima, dando la imagen de fragilidad y buscando que la otra persona sienta lástima por ella e intente ayudarla, solucionando sus problemas y estando siempre pendiente de ella, protegiéndola, animándola y dándole mucho afecto.
Por otro lado, tenemos a la persona que siente que tiene que ayudar a su pareja, amigo, familiar (la persona dependiente) porque la quiere y desea lo mejor para ella.
En un primer momento, la ayuda puede ser prestada desde la parte Adulta de la persona pero si esta ayuda se convierte en algo constante y va acompañado de otras señales como dejar de ser uno mismo, anteponer siempre las necesidades de la otra persona a las propias, dejarse controlar, etc, entonces, estamos actuando desde un rol de salvador porque nos hemos dejado atrapar en la relación tóxica, creemos que sin nosotros la otra persona no puede vivir porque eso es lo que nos ha hecho creer y estamos convencidos de que si rompemos la relación, la destrozaremos emocionalmente.
Tengamos presente que detrás de una relación tóxica siempre hay un juego psicológico de chantaje emocional. Cuando nos damos cuenta de que estamos en una relación tóxica e intentamos hablar de nuestros sentimientos con la persona dependiente y de que el tipo de relación que tenemos tiene que cambiar, la persona dependiente abandona su rol de víctima y se coloca en un rol de perseguidora, haciéndonos sentir culpables con frases como: «Es que no te das cuenta de que te necesito...», «Con todo lo que he hecho por ti y lo que te quiero, fíjate cómo me tratas...», «¿Y tú dices, que me quieres?.
La persona dependiente deposita toda su autoestima en la otra persona y tiene tanto miedo de perderla que hará todo lo possible para que no se vaya, llegando en casos extremos a chantajearla con ideas suicidas. «Es que yo sin ti no soy nadie», «no vale la pena vivir si no te tengo», «seguro que estarías mejor sin mi».
Hemos dicho que en toda relación tóxica hay un problema de autoestima. Respecto a la persona dependiente, es evidente. ¿Por qué la otra parte implicada en la relación también tiene una autoestima baja? La respuesta la encontramos en su dificultad para poner límites y hacerse respetar.
Eric Berne, psicólogo que desarrolló la Terapia basada en el Análisis Transaccional, afirma en su teoría de los juegos psicológicos que «dos no juegan si uno no quiere».
En las relaciones tóxicas, ambas partes tienen que asumir su parte de responsabilidad. Si me mantengo en una relación tóxica hasta el punto de dejarme anular como persona es porque no me quiero lo bastante como para hacerme respetar. Es más, el rol de salvador puede hacer que me sienta valorado y reconocido por la otra persona. El hecho de sentirme útil para alguien puede estar dándole sentido a mi vida y eso es lo que hace que me quede enganchado en esa relación tóxica.
De la misma manera que la persona dependiente necesita que la proteja y la cuide porque tiene miedo al abandono, yo necesito sentirme útil y reconocido porque tengo miedo a que no me quieran por quien soy. Las dos personas se necesitan mútuamente, de ahí que toda relación tóxica sea una relación de dependencia.
Pasos para salir de una relación tóxica
- Ser consciente de que estamos en una relación tóxica detectando las señales de alarma: chantaje emocional, control excesivo por parte de la otra persona tanto de lo que hacemos como de con quién estamos, nos mira el móvil y las redes sociales, intenta cambiar nuestra forma de ser o nuestros hábitos, no nos deja espacio personal, nos hace renunciar a actividades que nos gustan,...
- Legitimar nuestros sentimientos. Tenemos que analizar cómo nos hace sentir, qué emociones nos despierta: tristeza, rabia, impotencia,... Es importante saber cómo nos sentimos.
- Fomentar nuestra autoestima. Es importante que nos queramos y nos valoremos por quienes somos y no por lo que hacemos. Para ello es importante que nos conozcamos y sepamos cuáles son nuestras fortalezas y cuáles nuestras vulnerabilidades.
- Detectar los juegos psicológicos. Tenemos que darnos cuenta de cuándo la persona está iniciando un chantaje emocional o manipulación para poder frenarlo y poner límites.
- Respetarnos y hacernos respetar. No podemos permitir que nos falten al respeto, que nos humillen o que juegen con nuestros sentimientos. Ante una manipulación, tenemos que actuar.
- Responsabilizarse de uno mismo. Cada cual es responsable de su propia felicidad, de sus actos y decisiones.
- Desterrar los sentimientos de culpa. Cuando asumimos la propia responsabilidad, tenemos claro que no podemos sucumbir al chantaje emocional.
- Fomentar la autonomía. En cualquier relación, ambas partes son personas completas con sus propias opiniones, intereses, gustos, proyectos,... Por tanto, es necesario que se relacionen desde la autonomía, pueden apoyarse en caso necesario, pero manteniendo cada uno su propia identidad.
Dependiendo de cuán tóxica haya sido la relación y de la intensidad de la manipulación psicológica, será necesario una ayuda profesional para poder salir de la dependencia y recuperarse emocionalmente ya que se tiene que fortalecer la autoestima y la autonomía de las partes implicadas.