Para ello hay diferentes técnicas: moxibustión, acupuntura, I ching terapeútico o masaje ; que seleccionaremos según diferentes métodos de diagnóstico: Observación de la constitución, de la lengua, temperamento o pulso; desvelándonos la situación del cuerpo aquí y ahora: Qué vivimos y cómo lo vivimos.
La base diagnóstica de cualquiera de estas terapias es el pulso. Mediante la escucha de la artería radial el cuerpo del paciente nos indica qué es lo que tenemos que hacer y de qué manera. Es una forma de realizar tratamientos personalizados sin encasillar a las personas según las patologías o momentos que viven.
Además de este diagnóstico utilizamos la observación de la lengua, el diálogo, la palpación del abdomen , la morfología y el comportamiento del paciente.
Nuestros cuerpos son libros abiertos esperando ser leídos. Hay infinitas formas de hacerlo.
Tras tres años estudiando medicina en la Universidad autónoma de Madrid mi carrera, mi vida y , sobre todo, mi forma de afrontar el mundo cambiaron . Un periodo de crisis me hizo abandonar la carrera generando inestabilidad, nerviosismo y ansiedad que me llevaron a conocer la acupuntura en dos ocasiones:
Estas experiencias me hicieron interesarme por la Medicina tradicional china y tras un año en París estudiando por mi cuenta comencé mis estudios en la escuela Taemo de El Escorial a cargo de Brigitte Gross.
Después de cursos y años de estudio comencé a realizar sesiones en diferentes sitios.
Las sesiones de acupuntura son el centro donde gira mi vida, el lugar que me hace feliz, me inspira... Sin embargo, no es lo único que practico: el yoga, chi kung, música y el campo cultivan mi alma, nutren mis sesiones y refrescan mi acercamiento a los pacientes, generando relaciones horizontales.